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Lo que est?ocurriendo en la OMC
WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG MIKE MOORE

Hong Kong
Mi閞coles 28 de noviembre de 2001

La OMC y la nueva Ronda de negociaciones comerciales

14? Reuni髇 General del Consejo de Cooperaci髇 Econ髆ica del Pac韋ico

Se駉ras y Se駉res:

Desde cualquier punto de vista, la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC ha sido una reuni髇 extraordinariamente importante y fruct韋era. Aunque solemos referirnos con bastante ligereza a la importancia hist髍ica de ese tipo de acontecimientos, en esta ocasi髇, por una vez, la afirmaci髇 no es exagerada: la reuni髇 de Doha se recordar? como un hito en la historia de la OMC y del sistema de comercio, as? como en las relaciones entre los pa韘es desarrollados y en desarrollo dentro de ese sistema.

Antes de hablar del camino que se nos abre a partir de Doha, creo que merece la pena reflexionar sobre la utilidad del sistema multilateral de comercio, en realidad, sobre lo que ha hecho la humanidad en los 50 鷏timos a駉s para promover la condici髇 humana; y ello, porque los 揳larmistas?han esbozado la imagen de un mundo que ha retrocedido en los 50 鷏timos a駉s, y yo creo lo contrario.

La capacidad de la especie humana para aprender, adaptarse y mejorar nos distingue de las dem醩 especies. Esta observaci髇 podr韆 parecer un tanto hueca en un momento en el que se libra un nuevo tipo de guerra en todos los frentes contra el terrorismo y en que muchas personas preguntan: 縫or qu?la guerra? 縉o aprenderemos nunca? S? hemos aprendido, y esa es la raz髇 de la guerra. Cometemos errores, pero los rectificamos. Esa es la raz髇 por la que se aplic?el plan Marshall, la otra cara de la medalla del perverso Tratado de Versalles, y que fue el primer caso en la historia en que los vencedores refinanciaron a los vencidos. El proteccionismo agrav?la gran depresi髇 y potenci?sus efectos fatales, lo que contribuy?a generar una segunda guerra mundial y dio vida a las dos tiran韆s gemelas del siglo pasado, el fascismo y el marxismo, ambas destruidas y desacreditadas. Hemos sufrido y hemos aprendido. Por esa raz髇 se crearon el GATT/OMC, para establecer normas estables de comercio abierto, y las Naciones Unidas y sus organismos para promover la paz pol韙ica y mitigar los problemas y la pobreza que alimentan el odio pol韙ico. Se trata de mecanismos imperfectos, pero sin ellos el mundo ser韆 un lugar m醩 peligroso.

Aunque en los 50 鷏timos a駉s se ha hecho m醩 para reducir la pobreza que en los 500 a駉s anteriores, muchos sostienen que 搉o es bastante? y han creado un mito en torno a la mundializaci髇. La mundializaci髇 no es un fen髆eno nuevo; los historiadores sostienen que el nivel del comercio era aproximadamente el mismo que hoy hace ya 100 a駉s, aunque, naturalmente el movimiento de personas era mayor. No debemos rechazar las cr韙icas o cerrarnos al an醠isis, ni caer en la autosatisfacci髇.

Es ese debate permanente lo que nos impulsa a mejorar.

  • En un siglo, la tasa de analfabetismo se ha reducido en los pa韘es en desarrollo del 75 por ciento a menos del 20 por ciento. En 1960 la mayor韆 de los pueblos gastaban en educaci髇 la tercera parte que los pa韘es industrializados; ahora gastan la mitad.
      

  • En 1900 las personas viv韆n 30 a駉s por t閞mino medio, ahora la vida media es de 67 a駉s. En 1950 la esperanza de vida en los pa韘es en desarrollo lleg?a los 41 a駉s, y en 1998 era de 65 a駉s. En tanto que en 1930 la edad previsible de fallecimiento de las personas en China era de 24 a駉s, la esperanza de vida en ese pa韘 ha aumentado a 70 a駉s, lo que significa que se ha triplicado en dos generaciones. En 1950, mor韆 en los pa韘es en desarrollo el 18 por ciento de los ni駉s, es decir casi uno de cada cinco ni駉s; en 1995 ese porcentaje era el 6 por ciento. En 1950 el porcentaje de reci閚 nacidos que no sobreviv韆 era el 6 por ciento, en la actualidad es el 1 por ciento. Los pa韘es en desarrollo tienen la misma tasa de mortalidad infantil que los pa韘es industrializados en 1950.
      

  • La proporci髇 de personas que tienen acceso en los pa韘es en desarrollo a agua salubre ha aumentado del 30 por ciento en 1970 al 80 por ciento en 2000. En 30 a駉s se ha duplicado con creces la proporci髇 de personas con acceso a instalaciones de saneamiento.
      

  • Los Estados Unidos, a pesar de que en los 30 鷏timos a駉s su PNB se ha duplicado, utilizan menos acero. La poblaci髇 estadounidense ha crecido en un tercio, pero las emisiones de gases de los veh韈ulos se han reducido en una tercera parte. En los 10 pr髕imos a駉s, las emisiones, a pesar del aumento de la circulaci髇, disminuir醤 un 20 por ciento en los Estados Unidos y un 30 por ciento en el Reino Unido. En los 鷏timos 15-20 a駉s los niveles de concentraci髇 de plomo se han reducido en m醩 del 90 por ciento.
      

  • En 1992 estaban contaminadas m醩 del 21 por ciento de las playas europeas, y en 1999 s髄o el 5 por ciento. Seg鷑 las mediciones naturales efectuadas en peces en los Estados Unidos o en huevos de gaviota en los grandes lagos, la concentraci髇 de agentes contaminantes ha disminuido en un 80-90 por ciento.
      

  • Londres est?ahora menos contaminado que en los 100 鷏timos a駉s, y la contaminaci髇 en Nueva Delhi y Beijing se sit鷄 aproximadamente en el mismo punto en el que se hallaba en Londres hace 50 a駉s.
      

  • 縍ecuerdan los titulares acerca de la lluvia 醕ida y del n鷐ero de especies que se enfrentaban al peligro de extinci髇? Al final, la lluvia 醕ida ha afectado al 0,5 por ciento de los bosques europeos; en 1984 las emisiones de la Uni髇 Europea se han reducido en un 60 por ciento.
      

  • 稨ace 30 a駉s los trabajadores de Taiw醤 ganaban 7,50 d髄ares EE.UU. al mes; ahora ganan 7,50 d髄ares EE.UU. por hora.

Las sociedades abiertas y las econom韆s abiertas funcionan mejor. El desarrollo significa seguridad, paz, un mejor nivel de vida y mejores resultados en lo que respecta a la condici髇 humana y al mejoramiento de los derechos humanos. 蓅a es la raz髇 por la que yo deseaba ocupar el cargo que ocupo.

Analicemos ahora lo que se ha conseguido en Doha. China y el Taipei Chino se han adherido a la Organizaci髇. El acuerdo sobre un programa impresionante de trabajo y de negociaciones determinar?el contenido y la orientaci髇 de la labor de la OMC en los pr髕imos a駉s. Este programa responde a los cambios de enorme envergadura que se han producido en la composici髇 de la Organizaci髇. Los Ministros se han fijado deliberadamente un objetivo que exige grandes esfuerzos al convenir en un plazo de tres a駉s para este enorme programa de trabajo. Pero es posible conseguir ese objetivo.

No cabe duda de que debemos en gran medida el 閤ito de Doha al sentido pol韙ico y al sentido de responsabilidad de los Ministros que asistieron a la Conferencia. Aunque la transferencia al nivel pol韙ico de un debate t閏nico no siempre tiene como resultado una visi髇 m醩 amplia, como esperamos, esta vez no cabe duda de que lo ha tenido. Ha habido una respuesta consciente a la necesidad de solidaridad ante la peligrosa incertidumbre econ髆ica y pol韙ica. En mi opini髇, uno de los aspectos m醩 alentadores del proceso ha sido la voluntad de los Ministros de reconocer y atender las necesidades de sus colegas, as?como de hacer concesiones para llegar a un consenso. Un ejemplo a este respecto es el acuerdo de celebrar negociaciones sobre las crestas arancelarias y los aranceles elevados. Otro es la decisi髇 de celebrar negociaciones sobre las disciplinas antidumping, cuesti髇 que es desde hace tiempo muy sensible y que constituy?un importante obst醕ulo para llegar a un acuerdo en Seattle.

Los resultados obtenidos en Doha ponen fin a la inseguridad, la p閞dida de dinamismo y la falta de confianza generados por el fracaso, asimismo espectacular, de Seattle hace dos a駉s. Como dijo Bob Zoellick en la sesi髇 plenaria de clausura, hemos limpiado la mancha de Seattle. Las cuestiones con las que se enfrentaban en Doha los Ministros eran sustancialmente las mismas que no pudieron resolver en Seattle. Un segundo fracaso habr韆 debilitado irremediablemente a la Organizaci髇. Se habr韆 planteado, ineludiblemente, la cuesti髇 de si el gran aumento del n鷐ero de Miembros y las enormes diferencias entre ellos hab韆n hecho imposible impulsar la labor de la Organizaci髇 mediante nuestro mecanismo de adopci髇 de decisiones por consenso.

En Seattle aprendimos algunas duras lecciones, y est醔amos decididos a no volver a repetir los mismos errores en los preparativos para Doha. A consecuencia de ello, las consultas que tuvieron como resultado los proyectos de texto presentados a los Ministros fueron sin lugar a dudas las m醩 transparentes y abiertas que hemos mantenido nunca, como lo fue el proceso de Doha. No cabe duda de que el mejoramiento de los m閠odos de trabajo contribuy?enormemente al esp韗itu de la reuni髇 y a sus resultados.

Perm韙anme ahora que me ocupe del contenido del programa de trabajo convenido en Doha.

En primer lugar, se fortalecen y ampl韆n las negociaciones para liberalizar el acceso a los mercados, que son el n鷆leo de la labor de la OMC. Las negociaciones sobre la agricultura y sobre los servicios avanzar醤 a ritmo m醩 r醦ido. En ambas esferas pueden conseguirse grandes beneficios: por ejemplo, en la esfera de los servicios, el Banco Mundial ha estimado que el aumento del bienestar derivado de una reducci髇 del 50 por ciento de la protecci髇 en ese sector ser韆 cinco veces mayor que el obtenido de la liberalizaci髇 del comercio en los dem醩 sectores. El acuerdo de trabajar para lograr la eliminaci髇 gradual de las subvenciones a la exportaci髇 en la agricultura ha sido decisivo para llegar a un acuerdo en Doha y reviste una importancia cr韙ica para el futuro del comercio de productos agropecuarios. Hace a駉s que todos reconocen que esas pol韙icas de subvenci髇 no son sostenibles: en los pa韘es de la OCDE el valor de las subvenciones se sit鷄 en torno a los 1.000 millones de d髄ares diarios. El valor de la supresi髇 de esas subvenciones equivaldr韆 a tres veces el de toda la AOD y a ocho veces el de la ayuda total concedida hasta ahora en forma de alivio de la carga de la deuda. Las subvenciones son injustas para los consumidores, que las pagan, y perjudican a los pa韘es que no pueden competir con ellas. Ahora contamos con perspectivas reales de hacer algo a ese respecto.

Adem醩, los Ministros han convenido en celebrar negociaciones sobre el acceso a los mercados de los productos industriales, que abarquen los obst醕ulos arancelarios y no arancelarios. El mandato es un mandato amplio, que incluye expresamente las crestas arancelarias y la progresividad arancelaria, que constituyen objetivos fundamentales para los pa韘es en desarrollo, as?como los aranceles elevados. Se estima que las dos terceras partes aproximadamente de los beneficios derivados de nuevas reducciones de los aranceles aplicados a los productos industriales ir醤 a los pa韘es en desarrollo, cuya participaci髇 en las exportaciones de productos manufacturados ha crecido espectacularmente en los 鷏timos a駉s.

Reducir los obst醕ulos al comercio equivaldr韆 a a馻dir dos nuevas Chinas a la econom韆 mundial. Las tres cuartas partes de los beneficios resultantes de la reducci髇 de los aranceles aplicados a los productos industriales ir韆n a los pa韘es en desarrollo. Cada a駉 estos pa韘es absorben una parte mayor de las importaciones del mundo industrializado, ya que del 15 por ciento en 1990 su participaci髇 pas?a casi el 25 por ciento en 2000. La mitad de las importaciones de productos manufacturados del Jap髇 procede de pa韘es en desarrollo. En el caso de los Estados Unidos, esta cifra es del 45 por ciento y va en aumento.

Todos pueden sacar provecho del conjunto negociado en Doha. El comercio no es el 鷑ico factor de desarrollo, pero es un importante motor de crecimiento. Hay que tener en cuenta otras cuestiones como el buen gobierno, el alivio de la deuda, la tecnolog韆 y las inversiones.

El programa de negociaci髇 abarca tambi閚 una serie de 搉uevas cuestiones?que forman parte de los temas que m醩 intensamente se negociaron en Doha. Por lo tanto, se ha acordado establecer marcos multilaterales de normas para la pol韙ica de competencia y las inversiones extranjeras directas, respecto a lo cual se iniciar醤 negociaciones propiamente dichas despu閟 de la Quinta Conferencia Ministerial, si as?lo deciden los Miembros por consenso expl韈ito. Un marco multilateral podr韆 dar una mayor coherencia a una esfera que depende ahora de innumerables tratados bilaterales sobre inversiones: el hecho de pasar de un sistema basado principalmente en acuerdos bilaterales a otro que se organiza en torno a un marco multilateral 鷑ico recuerda el razonamiento que dio lugar hace 50 a駉s a la creaci髇 del propio GATT.

La Declaraci髇 prev?tambi閚 la posibilidad de que se lleven a cabo negociaciones sobre transparencia de la contrataci髇 p鷅lica y facilitaci髇 del comercio despu閟 de la Quinta Conferencia Ministerial. El mandato relativo a la facilitaci髇 del comercio se refiere a todas las cuestiones relacionadas con la circulaci髇 de mercanc韆s en el comercio internacional, y el 閤ito de la negociaci髇 contribuir韆 a reducir considerablemente los costos y las demoras de las transacciones comerciales internacionales. Muchos de estos costos corren a cargo de los gobiernos y los pa韘es con administraciones peque馻s que se enfrentan a exigencias superiores a sus recursos obtendr韆n grandes beneficios de una mejora de la eficacia en los puertos.

La cuesti髇 del comercio y el medio ambiente fue una de las m醩 dif韈iles en Doha. Para la Uni髇 Europea era una prioridad pol韙ica de primer orden demostrar que la OMC puede abordar preocupaciones p鷅licas relativas a la incidencia del comercio en el desarrollo sostenible y la protecci髇 del medio ambiente, mientras que numerosos pa韘es en desarrollo consideraban esta cuesti髇 como un medio potencial de encubrir el proteccionismo. El compromiso de negociar sobre el medio ambiente se centra en la relaci髇 entre las normas vigentes de la OMC y las obligaciones comerciales dimanantes de los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente y en la reducci髇 o eliminaci髇 de los obst醕ulos arancelarios y no arancelarios al comercio de bienes y servicios relacionados con el medio ambiente. Se ha encomendado al Comit?de Comercio y Medio Ambiente que en su programa de trabajo continuado preste particular atenci髇 al efecto de las medidas ambientales en el acceso a los mercados, las disposiciones pertinentes del Acuerdo sobre los ADPIC y las prescripciones relativas al etiquetado para fines medioambientales. El Comit?formular?recomendaciones al quinto per韔do de sesiones con respecto a la acci髇 futura, incluida la conveniencia de celebrar negociaciones sobre estos temas. Si me permiten a馻dir una opini髇 personal, debo decir que me complace que los gobiernos hayan logrado avanzar en esta esfera: no pueden permitir que se siga diciendo que el sistema de la OMC no atiende a unas preocupaciones p鷅licas ampliamente compartidas, porque la liberalizaci髇 del comercio necesita tambi閚 el apoyo de la opini髇 p鷅lica; tiene muchos enemigos.

El primer gran 閤ito de la Conferencia fue la finalizaci髇 de la Declaraci髇 Ministerial relativa al Acuerdo sobre los ADPIC y la salud p鷅lica. Se trataba de una cuesti髇 muy espinosa, que fue imposible resolver en Ginebra, y que planteaba cuestiones econ髆icas y humanitarias de la mayor importancia. Se deb韆 encontrar un delicado equilibrio entre el derecho de cada gobierno Miembro a tomar medidas para proteger la salud p鷅lica y hacer frente a las crisis de la salud y la necesidad de evitar socavar el Acuerdo sobre los ADPIC, lo que pod韆 provocar f醕ilmente la interrupci髇 de las aportaciones de fondos de inversi髇 necesarios para la investigaci髇 sobre los medicamentos del futuro. Se ha hecho una buena labor, dejando claro que hay importantes elementos de flexibilidad en el Acuerdo sobre los ADPIC que pueden utilizarse para hacer frente a las situaciones de emergencia sanitaria. Estos elementos incluyen el derecho de conceder licencias obligatorias y de determinar las bases sobre las cuales se conceden tales licencias, as?como el derecho de establecer reg韒enes nacionales para el agotamiento de los derechos de propiedad intelectual. La declaraci髇 suprimi?un punto cr韙ico de discordia entre pa韘es desarrollados y pa韘es en desarrollo y ha sido acogida con satisfacci髇 por los gobiernos, los grupos de defensa de la salud p鷅lica y el sector farmac閡tico.

Algunos activistas antimundializaci髇 han afirmado que los Acuerdos de Doha constituyen un desastre para los pa韘es en desarrollo. Se trata de una interpretaci髇 realmente err髇ea de lo que ocurri?all? Para algunos de estos cr韙icos, no se puede concebir ning鷑 texto ni proceso sin que lo presenten como una conspiraci髇 contra los pa韘es en desarrollo y contra los pobres; sin embargo, ning鷑 lector imparcial de los textos de Doha dejar?de apreciar el tema com鷑 presente en casi todos los p醨rafos, a saber, la mayor integraci髇 de los pa韘es en desarrollo en el sistema de comercio. En casi todas las esferas se prev?la creaci髇 de capacidad para ayudar a los pa韘es en desarrollo a participar en la labor de la Organizaci髇 y beneficiarse de ella. Las disposiciones relativas al trato especial y diferenciado se revisar醤 y fortalecer醤 para hacerlas m醩 efectivas y operativas. Por primera vez los compromisos asumidos por los gobiernos Miembros en la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Pa韘es Menos Adelantados se han plasmado en el marco de la OMC; esto mejorar?el acceso de los PMA a los mercados extranjeros y acelerar?el proceso de adhesi髇 de los PMA que deseen formar parte de la Organizaci髇. Aun m醩 importante es el hecho de que la decisi髇 relativa a las preocupaciones planteadas por los pa韘es en desarrollo acerca de la aplicaci髇 de los Acuerdos de la Ronda Uruguay significa que cerca de 40 de estos problemas se han resuelto de forma satisfactoria. Otros 50 han dejado de ser solicitudes unilaterales para transformarse en compromisos multilaterales de negociar y avanzar sobre estas cuestiones.

Como dije anteriormente, la adhesi髇 de China y del Taipei Chino a la OMC ha sido un logro impresionante. De hecho, hubiera bastado por s?solo para hacer de esta Conferencia un momento decisivo de la evoluci髇 del sistema de comercio. Estos dos pa韘es representaban solos la mitad del comercio mundial no sujeto hasta ahora a las normas de la OMC. Su integraci髇 en la Organizaci髇 es un acontecimiento de suma importancia pol韙ica y econ髆ica.

El 10 de noviembre en Doha, el Ministro Shi firm?el tratado de adhesi髇 de China, un documento de cerca de 1.000 p醙inas, producto de 15 a駉s de complejas y arduas negociaciones. Con ello se integra a una de las naciones comerciales m醩 importantes del mundo en el sistema multilateral de comercio basado en normas. Su adhesi髇 a la OMC brindar?a los 1.300 millones de chinos un acceso seguro, previsible y no discriminatorio a los mercados de 142 interlocutores comerciales. Esto obligar?a China a llevar a cabo una reforma jur韉ica y de su pol韙ica interna. Para los dem醩 Miembros de la OMC, la adhesi髇 de China reforzar?y acelerar?los beneficios de la espectacular liberalizaci髇 llevada a cabo en China en los 20 鷏timos a駉s. Cuando China haya dado cumplimiento a todos sus compromisos, su arancel medio consolidado para los productos agropecuarios se reducir?al 15 por ciento. En el caso de los productos industriales el nivel arancelario disminuir?al 8,9 por ciento. Algunos aranceles se eliminar醤 y otros se reducir醤. Ahora que China es Miembro de este Foro, la OMC puede pretender con mayor legitimidad ser una Organizaci髇 verdaderamente universal.

En el Taipei Chino, los aranceles, una vez aplicados, descender醤 a un promedio apenas superior al 4 por ciento con respecto a los productos industriales y a un promedio apenas inferior al 13 por ciento respecto de los productos agropecuarios. Conforme a las previsiones, cuando se apliquen plenamente las concesiones del Taipei Chino podr韆 crearse un mercado para las importaciones equivalente aproximadamente a 1.000 millones de d髄ares EE.UU.

Como he subrayado en numerosas ocasiones antes de la Conferencia Ministerial, el costo de un fracaso en Doha hubiese sido muy elevado. Muchos gobiernos hubiesen perdido la esperanza de que se abordaran sus preocupaciones en Ginebra y habr韆n buscado otros foros para ello. Los acuerdos comerciales regionales hubiesen cobrado a鷑 mayor importancia, marginando cada vez m醩 a los pa韘es m醩 pobres. Las negociaciones en curso sobre la agricultura y el comercio de servicios se habr韆n estancado, acabando con la esperanza de poner fin al abuso costoso y perjudicial de las subvenciones a la exportaci髇 de productos agropecuarios. Las preocupaciones de los pa韘es en desarrollo acerca de la aplicaci髇 de los acuerdos vigentes, que dominaron en gran parte la labor de la OMC en los dos 鷏timos a駉s, hubiesen quedado en segundo plano. Las desigualdades del sistema -que desde luego existen- se habr韆n perpetuado. Afortunadamente esta posibilidad pertenece al pasado. Podemos empezar a mirar al futuro y dedicarnos a hacer frente a los numerosos retos que nos esperan.

Muchas gracias.