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PRESS/36
12 de diciembre de 1995
Discurso
del exmo. Sr. Embajador Mounir Zahran, presidente de las partes contratantes del GATT de
1947, pronunciado en la sesi錕絥 de clausura, Ginebra, 12 de diciembre de 1995
Al
t錕絩mino de este 錕絣timo per錕給do de sesiones de las PARTES CONTRATANTES, somos hoy
testigos del final de un cap錕絫ulo de la historia de las relaciones comerciales
internacionales. Ha transcurrido casi medio siglo desde que vio la luz el Acuerdo General
sobre Aranceles Aduaneros y Comercio. Al pasar del GATT a la OMC, todos los interlocutores
nos hemos comprometido a atenernos a un sistema reforzado basado en normas.Es pues oportuno que examinemos con mirada retrospectiva nuestros logros y, en lo que a m錕?respecta, que reflexione brevemente sobre el pasado, y que compartamos juntos nuestras reflexiones. S錕?muy bien que no se ha logrado todo lo que nosotros y nuestros predecesores dese錕絙amos. Pero creo que ha llegado el momento de destacar nuestras realizaciones y 錕絰itos, en los que podemos basar nuestros esfuerzos futuros para hacer progresar el sistema multilateral de comercio. Y estoy firmemente convencido de que todos podemos estar orgullosos de muchas cosas.
El per錕給do iniciado en 1947 se ha visto marcado por una actividad negociadora de gran alcance. Al surgir tras las devastaciones de la segunda guerra mundial y de las pol錕絫icas proteccionistas que quebraron el sistema comercial mundial durante el per錕給do de entreguerras, el GATT represent錕?un hito en la evoluci錕絥 hacia un nuevo sistema comercial mundial. Ocho rondas de negociaciones multilaterales se orientaron hacia una doble meta: primeramente, la creaci錕絥 de un sistema fundado en normas y destinado a reducir la incertidumbre que rodea a las transacciones a trav錕絪 de las fronteras nacionales; y, en segundo lugar, la reducci錕絥 o eliminaci錕絥 de los obst錕絚ulos arancelarios y no arancelarios a las importaciones, que frenaban la expansi錕絥 del comercio internacional.
Conjuntamente estas acciones estimularon las inversiones relacionadas con el comercio, aumentaron la eficiencia econ錕絤ica, crearon puestos de trabajo mejor remunerados y beneficiaron a los consumidores gracias a la reducci錕絥 de los precios.
En otras palabras, todos hemos dado nuestro apoyo a estas negociaciones con el objetivo de lograr mejores condiciones para los productores y los consumidores con el fin de mejorar considerablemente las posibilidades de los pa錕絪es de alcanzar un crecimiento econ錕絤ico m錕絪 r錕絧ido y, en consecuencia, de ayudarles a que emprendan el desarrollo social, con inclusi錕絥 del aumento del nivel de vida de sus poblaciones y de ocuparse de los problemas del desempleo y de la pobreza, que constitu錕絘n el principal tema de la Cumbre Social. El hecho de que hayamos celebrado ocho rondas de negociaciones comerciales multilaterales es la mejor prueba de nuestro reconocimiento de la importancia de la reducci錕絥 de los obst錕絚ulos al comercio, es decir, de un comercio m錕絪 libre y de la necesidad de transformar el sistema comercial mundial en otro sistema basado en normas inspiradas en los principios de no discriminaci錕絥 y transparencia.
Vale la pena se錕絘lar que, cuando se firm錕?en 1947, el Acuerdo General s錕絣o contaba con 23 miembros. A medida que avanz錕絙amos, est錕絙amos dispuestos a ampliar el n錕絤ero de miembros del GATT para que los beneficios del sistema comercial pudieran llegar a un n錕絤ero mayor de pa錕絪es, ya que al ampliarse la Organizaci錕絥 se creaba un mercado mayor para los miembros actuales y los nuevos miembros, del que unos y otros saldr錕絘n claramente beneficiados. Al final del a錕給 pasado, cuando presid錕?el Consejo de Representantes del GATT y est錕絙amos a punto de cerrar el cap錕絫ulo del GATT, el n錕絤ero total de partes contratantes del Acuerdo General era de 128. Esto indica sin lugar a dudas un fuerte deseo de alcanzar la universalidad al ser cada d錕絘 m錕絪 los pa錕絪es que tratan de compartir los beneficios que aporta el sistema multilateral de comercio.
En las primeras seis rondas de negociaciones del GATT, la primera prioridad fue la reducci錕絥 de los aranceles. En los pa錕絪es desarrollados, el arancel medio de los productos industriales se redujo de m錕絪 del 40 por ciento en 1947 a cerca del 10 por ciento despu錕絪 de la puesta en pr錕絚tica de los resultados de la Ronda Kennedy. Una vez que las reducciones arancelarias negociadas en la Ronda Uruguay hayan entrado plenamente en vigor, el arancel medio ser錕?inferior al 5 por ciento. Esta reducci錕絥 de los aranceles es obviamente un gran logro. Adem錕絪, cada vez son m錕絪 los pa錕絪es -con inclusi錕絥 de un gran n錕絤ero de pa錕絪es en desarrollo- que han profundizado y ampliado el alcance de sus consolidaciones arancelarias.
Paralelamente a la ampliaci錕絥 de las negociaciones m錕絪 all錕?de la reducci錕絥 arancelaria, se expandi錕?tambi錕絥 su 錕絤bito, que inicialmente se hab錕絘 concentrado en los productos industriales. Las primeras rondas de negociaciones no abordaron otras esferas del comercio como la agricultura y los servicios, pese a que representaban una parte importante del comercio mundial. Productos sensibles como los textiles y las prendas de vestir se excluyeron igualmente. En consecuencia, no era sorprendente que aumentara el inter錕絪 por encontrar la forma de abordar estos sectores excluidos, que terminaron por ser eficazmente abordados en la Ronda Uruguay. Es l錕絞ico que la 錕絣tima ronda de negociaciones del GATT fuera la negociaci錕絥 econ錕絤ica internacional m錕絪 ambiciosa y m錕絪 positiva desde Bretton Woods.
Nuestras aspiraciones a un mejor sistema comercial mundial han producido resultados tangibles. Cuando observamos los datos estad錕絪ticos relativos al crecimiento del comercio mundial y del producto mundial, vemos de inmediato la aportaci錕絥 que hemos hecho gracias a nuestros esfuerzos al mejoramiento del sistema comercial mundial. Como el Director General ya ha se錕絘lado, pr錕絚ticamente cada a錕給 desde el per錕給do de posguerra el crecimiento del comercio mundial de mercanc錕絘s ha superado al crecimiento de la producci錕絥 mundial de mercanc錕絘s. Entre 1950 y 1994 el 錕絥dice anual medio de crecimiento del PIB mundial fue algo inferior al 4 por ciento en t錕絩minos reales. En cambio, el 錕絥dice anual medio de crecimiento del comercio mundial de mercanc錕絘s -m錕絪 del 6 por ciento en t錕絩minos igualmente reales- fue considerablemente m錕絪 r錕絧ido. En esos 45 a錕給s la producci錕絥 mundial de mercanc錕絘s aument錕?cinco veces y media, mientras que el comercio mundial de mercanc錕絘s se multiplic錕?por 14.
Estas cifras aportan una prueba convincente de las enormes posibilidades que entra錕絘ba el comercio internacional y de la contribuci錕絥 capital del GATT a la prosperidad de la posguerra. El crecimiento econ錕絤ico de muchos pa錕絪es se ha visto cada vez m錕絪 estimulado por la expansi錕絥 de su comercio, lo que ha resultado posible gracias al mejoramiento de las condiciones para el comercio, logrado por medio de diversas rondas de negociaciones.
Es posible que ese prometedor futuro requiera otras iniciativas liberales. Pienso, por ejemplo, en la necesidad de considerar la conveniencia de proceder a m錕絪 reducciones de los aranceles sobre las transacciones de productos agropecuarios y de ampliar el campo de los compromisos al sector de los servicios. Todos estamos al tanto de las sugerencias de que cabr錕絘 contemplar y estudiar nuevas iniciativas en esferas como las pol錕絫icas relativas a las inversiones y la competencia. Conviene igualmente que siga aumentando el numero de miembros para incluir a los pa錕絪es que han quedado al margen del sistema del GATT/OMC. Entre los pa錕絪es que est錕絥 negociando su posible incorporaci錕絥 a la OMC figuran China, Rusia, numerosas antiguas rep錕絙licas sovi錕絫icas, pa錕絪es africanos y 錕絩abes y otros para quienes su adhesi錕絥 a la OMC les ofrece no s錕絣o importantes beneficios comerciales, sino tambi錕絥 la posibilidad de aumentar la credibilidad de las principales reformas estructurales econ錕絤icas que est錕絥 llevando a cabo. De este modo se lograr錕?la universalidad que reclamamos para el sistema comercial multilateral para que la nueva organizaci錕絥 sea merecedora de su nombre.
Al mismo tiempo, es necesario tener en cuenta las dificultades que afrontamos y las limitaciones de nuestros esfuerzos. Podemos crear condiciones que favorezcan el crecimiento econ錕絤ico y el aumento del comercio mundial. Mas el crecimiento efectivo del comercio y de la producci錕絥 depender錕絥 asimismo de otros hechos en los que no podemos influir en este foro. Esto significa que nuestro 錕絰ito est錕?estrechamente vinculado a los buenos resultados de las pol錕絫icas nacionales y a una aportaci錕絥 propicia de otros factores que son fundamentales para el crecimiento econ錕絤ico, como la educaci錕絥 y unos niveles elevados de ahorro e inversiones. Lo que s錕?podemos hacer es lograr que los compromisos actuales de la OMC se respeten efectiva y plenamente, teniendo presente el trato especial y diferenciado en favor de los pa錕絪es en desarrollo y la aplicaci錕絥 de las decisiones adoptadas por los Ministros en Marrakech, particularmente con respecto a los pa錕絪es menos adelantados y a los pa錕絪es en desarrollo importadores netos de alimentos. Sobre esta base, el nuevo sistema de la OMC ser錕?permanentemente din錕絤ico para seguir el ritmo de la mundializaci錕絥 de la econom錕絘.
Para mantener la eficacia y la credibilidad del sistema es imperativo que todos apliquemos y respetemos los compromisos dimanantes de los Acuerdos de la Ronda Uruguay. Esto se extiende a los compromisos de hacer todo lo posible por extender los beneficios de las exportaciones a los pa錕絪es menos adelantados. Quisiera tambi錕絥 se錕絘lar que, como la OMC s錕絣o constituye un marco para el desarrollo del comercio, con el fin de obtener los m錕絰imos beneficios es preciso garantizar el funcionamiento eficaz del mecanismo de soluci錕絥 de diferencias de la OMC. A este respecto, es imprescindible que todos los Miembros se abstengan de recurrir a actos unilaterales y de utilizar medidas de protecci錕絥 que distorsionen el comercio de una manera abusiva o arbitraria. Cada Parte en la OMC est錕? obligada a velar por que la legislaci錕絥 nacional corresponda a las normas y prescripciones establecidas en los Acuerdos de la Ronda Uruguay.
Deseo hacer igualmente hincapi錕?en la importancia del proceso de examen de los acuerdos comerciales regionales. El v錕絥culo en este caso con la credibilidad del sistema multilateral de comercio fortalecido es evidente. Conf錕給 en que las consultas que se est錕絥 celebrando en este momento mejorar錕絥 este proceso.
Podemos estar seguros de que, cumpliendo estas obligaciones, contribuiremos al mejoramiento econ錕絤ico de las generaciones presentes y futuras. Al hacerlo, reafirmaremos nuestra fe en la prudencia de los principios fundamentales del sistema del GATT y en su pertinencia constante de cara a las relaciones econ錕絤icas del siglo XXI.