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PRESS/58
12 de noviembre de 1996
Comerciar para la paz
Discurso de Renato Ruggiero,
Director General, Organizaci錕絥 Mundial del Comercio, Conferencia MENA III, El Cairo, 12
de noviembre de 1996
Adjunto
figura el texto completo de la intervenci錕絥 del Sr. Ruggiero en la Conferencia
MENA III, El Cairo, el 12 de noviembre de 1996.
I
La mejor contribuci錕絥 que esta conferencia puede hacer a la seguridad y la paz en la regi錕絥 consiste en alentar la confianza de los inversores y unas relaciones comerciales s錕絣idas para sentar las bases de un crecimiento econ錕絤ico duradero en toda la regi錕絥. Sin progreso econ錕絤ico, ser錕? infinitamente m錕絪 dif錕絚il conseguir una estabilidad pol錕絫ica duradera en el Oriente Medio. El progreso econ錕絤ico fomenta la interdependencia y el respeto com錕絥 del imperio de la ley, que es la base de la estabilidad. Sobre los d錕絙iles cimientos de la inseguridad econ錕絤ica, la desigualdad y el aislamiento no se ha construido nunca una paz duradera.
La raz錕絥 por la que el comercio desempe錕絘 una funci錕絥 vital en la construcci錕絥 de la paz es que lleva aparejada la eliminaci錕絥 de las barreras, no s錕絣o para las mercanc錕絘s y los servicios, sino tambi錕絥 entre las naciones y los pueblos. La eliminaci錕絥 de obst錕絚ulos crea interdependencia y la interdependencia crea solidaridad. La historia de los 50 錕絣timos a錕給s nos ha demostrado los innegables beneficios de la supresi錕絥 de los obst錕絚ulos al comercio y la apertura de las econom錕絘s. El ejemplo m錕絪 notable a este respecto ha sido el proceso de la construcci錕絥 europea, que ha convertido a enemigos hist錕絩icos en asociados inseparables.
Es evidente que cada regi錕絥 tiene sus propias caracter錕絪ticas y que ser錕絘 un error pensar que el mismo proyecto puede aplicarse de la misma manera en todas partes, pero lo que hoy quiero subrayar aqu錕? es que es necesario que esta regi錕絥, que ha estado durante miles de a錕給s en la encrucijada del comercio mundial, recupere su posici錕絥 central, porque ello ayudar錕?a crear paz y prosperidad. Por esa raz錕絥 es tan importante que haya numerosas solicitudes de adhesi錕絥 a la OMC de pa錕絪es de la regi錕絥. Actualmente, el nivel de participaci錕絥 de la regi錕絥 en la OMC es relativamente bajo. Acogemos con gran satisfacci錕絥 las se錕絘les de que esta situaci錕絥 est錕?cambiando.
II
Desear錕絘 detenerme brevemente en el significado de que la regi錕絥 recupere su lugar en el centro del comercio internacional. Hay dos v錕絘s principales para volver a ocupar esa posici錕絥 central, y la experiencia nos indica que, especialmente en una determinada etapa del desarrollo, esas v錕絘s no se excluyen, sino que se refuerzan mutuamente.
La primera v錕絘 pasa por el regionalismo. S錕?que varios pa錕絪es de Oriente Medio y 錕絝rica Septentrional est錕絥 adoptando iniciativas econ錕絤icas y realizando esfuerzos en relaci錕絥 con el comercio regional, y espero que se fomenten iniciativas que puedan dar lugar a resultados positivos.
Las iniciativas regionales son importantes porque pueden contribuir a que pa錕絪es de un nivel comparable de desarrollo avancen con relativa rapidez hacia la apertura de sus econom錕絘s y el aumento de su interdependencia.
El regionalismo es importante como medio de facilitar la integraci錕絥 de las econom錕絘s que participan en ese proceso en la corriente principal de la econom錕絘 mundial. 錕絪a es la funci錕絥 que deben desempe錕絘r las futuras negociaciones entre la UE y los pa錕絪es del Mediterr錕絥eo para establecer una zona de libre comercio en los pr錕絰imos 15 a錕給s. El regionalismo tambi錕絥 puede fomentar un enfoque com錕絥 de las cuestiones que son objeto de debates o negociaciones internacionales. Pero lo esencial es que las iniciativas de comercio regional son un poderoso instrumento para disminuir o eliminar tensiones.
No obstante, debido al r錕絧ido avance de la integraci錕絥 econ錕絤ica mundial las iniciativas regionales, aunque siguen siendo importantes, no son suficientes por s錕?solas para abordar con 錕絰ito las nuevas perspectivas de la econom錕絘 internacional. Por ello necesitamos una segunda v錕絘, que es el sistema multilateral basado en normas. Y por ello el sistema multilateral reviste una importancia fundamental para la prosperidad econ錕絤ica de la regi錕絥.
III
La mundializaci錕絥 es un proceso irreversible, impulsado por los avances en la esfera de la tecnolog錕絘, las comunicaciones y el acceso a la informaci錕絥, as錕?como por los movimientos internacionales de fondos y mercanc錕絘s. Detener o retrasar ese proceso aut錕絥omo ser錕絘 casi imposible, aun en caso de que volvi錕絩amos a construir altos muros proteccionistas alrededor de cada naci錕絥 o de cada grupo de naciones comerciantes, y en cualquier caso ser錕絘 una tragedia, no s錕絣o desde el punto de vista del progreso econ錕絤ico, sino tambi錕絥 desde el de la seguridad y la paz. S錕絣o hay una forma sensata de proceder: hacer que la mundializaci錕絥 nos beneficie a todos.
El hecho de que actualmente una tercera parte de los 25 principales exportadores del mundo sean pa錕絪es en desarrollo demuestra que eso es perfectamente posible. Una cuarta parte del comercio mundial, corresponde en la actualidad a los pa錕絪es en desarrollo; ese porcentaje era inferior al 20 por ciento hace una d錕絚ada. Si la tendencia actual se mantiene, el a錕給 2010 habr錕? alcanzado el 40 por ciento y en 2020 superar錕?el 50 por ciento.
Estas estad錕絪ticas reflejan tambi錕絥 la enorme difusi錕絥 de la tecnolog錕絘 y del poder econ錕絤ico que se est錕? produciendo actualmente y que representa un cambio decisivo del equilibrio econ錕絤ico mundial, como pone de manifiesto el hecho de que en muchos casos los pa錕絪es en desarrollo que abren su econom錕絘 y se adaptan a las oportunidades sin precedentes de la mundializaci錕絥 sean en la actualidad las locomotoras del crecimiento, incluso para las econom錕絘s industrializadas. A principios de este decenio, los pa錕絪es industrializados de Europa y Am錕絩ica del Norte lograron salir de la recesi錕絥 gracias sobre todo al aumento de la demanda de importaciones de los pa錕絪es en desarrollo.
Esto demuestra el peso econ錕絤ico y la influencia crecientes de los pa錕絪es en desarrollo. Ustedes tienen poder econ錕絤ico y pueden tener mucho m錕絪. No necesitan adoptar una actitud defensiva. Adem錕絪, el sistema comercial multilateral basado en normas les ofrece, como desean, un terreno de juego nivelado: son ustedes los que tienen que emplearse a fondo en 錕絣, en la medida de sus posibilidades.
Las nuevas tecnolog錕絘s transforman el sistema de comercio al tiempo que la mundializaci錕絥 cobra una dimensi錕絥 humana cada vez mayor. Los perfiles de nuestros mundos -desarrollado, en desarrollo, menos adelantado- se est錕絥 desdibujando. Al unir nuestras econom錕絘s mediante sat錕絣ites y fibras 錕絧ticas hemos unido tambi錕絥 nuestro futuro. Esta regi錕絥 debe compartir todos los beneficios de esta nueva situaci錕絥.
Espero que cuando los Ministros de los Miembros de la OMC se encuentren en Singapur el mes pr錕絰imo se haga, en primer t錕絩mino, una rese錕絘 favorable de lo que se ha logrado en los primeros dos a錕給s, en especial, de la experiencia positiva en la esfera de los procedimientos de soluci錕絥 de diferencias, que son el elemento central de nuestro sistema. En segundo lugar, los Ministros podr錕絥 tomar nota de un nuevo y vigoroso avance de la liberalizaci錕絥 comercial que nos impulsa realmente hacia el comercio del futuro: el objetivo de eliminar, en r錕絞imen n.m.f., los aranceles aplicados a los productos de la tecnolog錕絘 de la informaci錕絥 antes del a錕給 2000. El valor mundial anual del comercio de esos productos supera los 400.000 millones de d錕絣ares EE.UU., una cifra equivalente a la del comercio de productos agropecuarios. Ser錕?un 錕絰ito important錕絪imo para todos nosotros, porque todos necesitamos la misma tecnolog錕絘.
Como primera instituci錕絥 internacional importante creada despu錕絪 de la guerra fr錕絘, la OMC anticipa el tipo de arquitectura econ錕絤ica mundial que necesitaremos en los a錕給s venideros. Su cultura se arraiga firmemente en la tradici錕絥 de cooperaci錕絥 y creaci錕絥 de consenso entre pa錕絪es soberanos. La OMC da cuerpo a derechos y obligaciones negociados por consenso, aprobados y ratificados por cada gobierno y cada parlamento, y que es posible hacer valer mediante el imperio de la ley, y no mediante la simple utilizaci錕絥 del poder econ錕絤ico. La alternativa ser錕絘 un sistema basado en el poder: 錕絨ui錕絥 desear錕絘 elegir esta opci錕絥?
M錕絪 importante a錕絥 es el hecho de que la OMC es una organizaci錕絥 que agrupa en pie de igualdad a todos los pa錕絪es -de todas las partes del mundo, cualquiera que sea su nivel de desarrollo. No hay votos ponderados, clubes cerrados ni c錕絩culos internos o externos. Los pa錕絪es en desarrollo, que representan el 80 por ciento de nuestros Miembros, se re錕絥en en condiciones de igualdad con los pa錕絪es industrializados para elaborar las normas de un sistema com錕絥 de comercio. 錕絪ta es la raz錕絥 por la que 28 candidatos, incluidos grandes pa錕絪es comerciantes como China y Rusia, as錕?como pa錕絪es de esta regi錕絥, consideran prioritaria su adhesi錕絥 a la OMC. El pa錕絪 m錕絪 peque錕給 puede hacer frente al m錕絪 poderoso en defensa de sus intereses comerciales, bas錕絥dose no en el poder econ錕絤ico, sino en unas normas comunes y vinculantes. Esa posibilidad no es una abstracci錕絥 jur錕絛ica ni responde a una confusi錕絥 entre realidad y deseo: es una caracter錕絪tica real del nuevo sistema que hemos creado juntos. En un sentido muy concreto, la OMC es la encarnaci錕絥 visible del acontecimiento m錕絪 decisivo de nuestra 錕絧oca: la estrecha interdependencia de todos los pueblos y todas las naciones.
IV
Podemos considerar que esa nueva unidad de los pa錕絪es en desarrollo y los pa錕絪es desarrollados en un sistema 錕絥ico es el mayor 錕絰ito del sistema multilateral. Pero esa unidad es todav錕絘 fr錕絞il: no podemos permitir que se rompa. Por esta raz錕絥, al preparar el orden del d錕絘 de la primera reuni錕絥 ministerial en Singapur, hemos tenido en cuenta la tarea especialmente dif錕絚il con la que se enfrentan los pa錕絪es en desarrollo con respecto a la aplicaci錕絥 de los compromisos de la Ronda Uruguay y los desaf錕給s que les plantea el programa de trabajo necesario.
No obstante, no puede sorprender a ninguno de los asistentes a esta conferencia, que se celebra con el lema "Construcci錕絥 para el futuro: creaci錕絥 de un entorno favorable a la inversi錕絥", que una de las principales cuestiones del programa de trabajo que examinar錕絥 los Ministros en Singapur sea precisamente el tipo de contribuci錕絥 que puede hacer el sistema multilateral para fomentar la inversi錕絥, teniendo en cuenta su estrecha interrelaci錕絥 con el comercio y la enorme cantidad de acuerdos bilaterales existentes.
Hasta junio de 1996 se hab錕絘n concertado 1.160 tratados bilaterales en relaci錕絥 con las inversiones (las dos terceras partes de ellos en el decenio de 1990). Son partes en esos tratados 158 pa錕絪es. Se desprende de ello que la coherencia de las pol錕絫icas de inversi錕絥 revisten una importancia decisiva. Los gobiernos han de optar por seguir abordando la cuesti錕絥 de inversiones extranjeras directas bilateralmente o en peque錕給s grupos o por estudiar las posibilidades de establecer un marco general que garantice que las normas sobre comercio e inversi錕絥 sean compatibles y complementarias. No hay duda de que los inversores prefieren decididamente la segunda opci錕絥, y 錕絪a es tambi錕絥 la idea que deber錕絘 desprenderse claramente de esta conferencia.
La falta de coherencia de las normas y las pol錕絫icas pone en peligro la seguridad y la previsibilidad, que son objetivos b錕絪icos de los acuerdos de comercio e inversi錕絥. Adem錕絪, s錕絣o un amplio marco mundial permite reconocer los estrechos v錕絥culos entre comercio e inversi錕絥, garantizar la compatibilidad de las normas de comercio y de inversi錕絥 y, sobre todo, tener en cuenta de manera equilibrada los intereses de todos los miembros del sistema comercial, tanto pa錕絪es desarrollados como en desarrollo y menos adelantados, y ese marco s錕絣o puede conseguirse mediante una negociaci錕絥 multilateral en la OMC, cuando proceda.
Esta regi錕絥 s錕絣o recibi錕?el a錕給 pasado el 1,2 por ciento de las inversiones extranjeras directas mundiales y el 3,7 por ciento de las inversiones totales realizadas en los pa錕絪es en desarrollo, lo que pone de relieve la gran importancia de las inversiones para el futuro de esta regi錕絥 y la urgencia de realizar nuevos esfuerzos. A la luz de esta situaci錕絥, creo que les parecer錕絘 sorprendente que yo no hiciera hincapi錕?en la importancia de empezar a estudiar el problema en la OMC.
Es necesario aclarar algo: nadie en Ginebra sugiere que se entable ahora una negociaci錕絥, sin un esfuerzo educativo previo, ni que sea necesario poner l錕絤ites a los derechos de los pa錕絪es receptores o conceder privilegios a los inversores. La 錕絥ica cuesti錕絥 que se debate es si al esfuerzo educativo de la UNCTAD debe sumarse un esfuerzo similar de la OMC. En mi calidad de Director General, estoy convencido de que la adopci錕絥 por los Ministros reunidos en Singapur de una iniciativa semejante de la OMC en la esfera de las inversiones redundar錕絘 sin duda en beneficio de todos los pa錕絪es en desarrollo y de esta regi錕絥.
V
La integraci錕絥 de los pa錕絪es en desarrollo como interlocutores en pie de igualdad en el sistema multilateral es uno de los principales retos que se plantean en relaci錕絥 con la configuraci錕絥 del orden econ錕絤ico del siglo XXI. Se trata de una cuesti錕絥 que incumbe por igual a los pa錕絪es desarrollados y los pa錕絪es en desarrollo. No hay ninguna otra opci錕絥 racional, como pone de manifiesto la evoluci錕絥 de la econom錕絘 mundial. Sin unidad entre los pa錕絪es industrializados y los pa錕絪es en desarrollo, los caminos que unimos al final de la Ronda Uruguay volver錕絥 inevitablemente a separarse: el mundo industrializado tratar錕?de crear sus propias normas para aprovechar la mundializaci錕絥 y el mundo en desarrollo se dividir錕? Muchos pa錕絪es en desarrollo seguir錕絥 el camino de los pa錕絪es industrializados, y otros quedar錕絥 al margen. Entiendo que nadie puede elegir voluntariamente una situaci錕絥 semejante.
Por el contrario, es menester que trabajemos juntos como interlocutores en pie de igualdad para que los pa錕絪es de esta regi錕絥 y todas las dem錕絪 econom錕絘s en desarrollo y en transici錕絥 se integren plenamente en la econom錕絘 mundial y en el sistema comercial multilateral basado en normas. Al mismo tiempo es necesario que impulsemos, en especial en esta regi錕絥, la cooperaci錕絥 econ錕絤ica regional. De lo contrario, nos encontraremos en un c錕絩culo vicioso en el que el aislamiento econ錕絤ico ser錕?fuente de una inestabilidad pol錕絫ica que a su vez conducir錕?a un mayor aislamiento econ錕絤ico. El camino hacia una paz duradera en el Oriente Medio no termina, sino que comienza, con la integraci錕絥 y la interdependencia econ錕絤icas. Si nos tomamos a pecho esta idea, ser錕?posible un futuro en que no sean los misiles y los soldados los que crucen las fronteras, sino las mercanc錕絘s, los servicios y las inversiones.