- portada
- noticias
- comunicados de prensa 1997
- comunicado de prensa
PRESS/77
25 de septiembre de 1997
Trazando el rumbo del Comercio en el futuro: hacia una econom錕絘 sin fronteras
Se adjunta el texto 錕絥tegro del discurso que el Sr. Renato Ruggiero, Director General de la Organizaci錕絥 Mundial del Comercio, pronunciar錕?el lunes 29 de septiembre de 1997 en San Francisco (Estados Unidos), ante la Conferencia Industrial Internacional (CII).
Antes de que Crist錕絙al Col錕絥 descubriera el Nuevo Mundo, los oc錕絘nos divid錕絘n el mundo. Hoy d錕絘 los unen. Miles de millares de cables de fibra 錕絧tica conectan los mares y los continentes, como lo hacen tambi錕絥 millones de ondas sonoras y de se錕絘les electromagn錕絫icas que atraviesan la atm錕絪fera de nuestro planeta. Durante 24 horas al d錕絘, esa red mundial transporta los contratos comerciales, las transacciones monetarias, la informaci錕絥 m錕絛ica, y los recursos educativos mundiales de manera instant錕絥ea, a trav錕絪 de usos horarios, de fronteras y de culturas. Los nuevos derroteros del comercio en el decenio de 1990 son los destellos de los l錕絪eres y los haces de sat錕絣ites. La carga no es ni seda ni especias, sino tecnolog錕絘, informaci錕絥 e ideas.
Esta econom錕絘 interconectada est錕?transformando el planeta en forma m錕絪 fundamental que la que implica la sola mundializaci錕絥 de los bienes e inversiones. La revoluci錕絥 de la tecnolog錕絘 de la informaci錕絥 -cuyas ra錕絚es est錕絥 aqu錕? en los laboratorios del Valle del Silicio- ha aumentado en alto grado la corriente de informaci錕絥 en todo el planeta, haciendo de los conocimientos un factor de producci錕絥 m錕絪 importante que el trabajo, el capital o las materias primas. Su influencia configurar錕?algo m錕絪 que el crecimiento de la productividad; configurar錕?tambi錕絥 una nueva relaci錕絥 entre las econom錕絘s avanzadas y los pa錕絪es en desarrollo, un nuevo pacto entre los gobiernos y los ciudadanos, y nuevos v錕絥culos entre las personas que superar錕絥 las culturas, las clases y las nacionalidades.
Nadie puede predecir con seguridad ad錕絥de nos conducir錕絥 esos profundos cambios estructurales. Lo que es evidente es que esta nueva econom錕絘 basada en la informaci錕絥, libre de muchas de las limitaciones que imponen la distancia, el tiempo y los recursos, ofrece posibilidades para agregar una nueva dimensi錕絥 a la integraci錕絥 econ錕絤ica, una dimensi錕絥 sin fronteras que podr錕絘 acelerar la din錕絤ica del crecimiento y el desarrollo en gran parte del mundo. Lo que es tambi錕絥 evidente es que muchos de nuestros viejos instrumentos normativos ya no servir錕絥 en esa econom錕絘 sin fronteras, por lo que los nuevos instrumentos de cooperaci錕絥 econ錕絤ica internacional que transcienden todas las fronteras, como la OMC, cobrar錕絥 a錕絥 m錕絪 importancia. El motivo de que estemos "inventando el futuro" reside en que estamos entrando en un nuevo mundo y en un nuevo tipo de econom錕絘, que entra錕絘n grandes beneficios, pero tambi錕絥 riesgos.
II
En t錕絩minos generales, la econom錕絘 internacional ha pasado en los 錕絣timos cincuenta a錕給s por dos fases de desarrollo, y est錕?entrando ahora en una tercera, y en todas ellas avanza hacia una econom錕絘 mundial m錕絪 integrada y -en algunos sectores- incluso sin fronteras:
La econom錕絘 internacional. Tal vez pueden definirse mejor los tres decenios de la posguerra como una fase internacional de la econom錕絘 mundial; con ello quiero decir una era de creciente comercio entre un conjunto de econom錕絘s vinculadas entre s錕? pero que a錕絥 ten錕絘n un car錕絚ter predominantemente nacional. En 1950, el grueso de la actividad econ錕絤ica segu錕絘 teniendo lugar dentro de las fronteras del Estado naci錕絥; de hecho, la relaci錕絥 entre comercio y producci錕絥 mundial era solamente del 7 por ciento. El comercio internacional se limitaba en gran parte a las materias primas o los productos acabados, y las inversiones concern錕絘n principalmente al establecimiento de filiales extranjeras -o f錕絙ricas afiliadas- en unas econom錕絘s nacionales que, por lo dem錕絪, estaban protegidas.
La econom錕絘 mundializada. A partir de los a錕給s setenta, y tras una aceleraci錕絥 en los ochenta, la econom錕絘 mundial entr錕?en una segunda etapa de desarrollo que ahora se denomina t錕絧icamente fase de globalizaci錕絥. Los r錕絧idos avances de la tecnolog錕絘 de la informaci錕絥 y de las comunicaciones, junto con la reducci錕絥 sistem錕絫ica de los obst錕絚ulos mundiales al comercio, han permitido a las empresas de alcance internacional fragmentar el proceso de producci錕絥 y ubicar sus diversos componentes en distintos mercados de todo el planeta. El auge de las corrientes de inversiones extranjeras es el rasgo m錕絪 extraordinario de la fase de mundializaci錕絥. El comercio ya no es el 錕絥ico medio, y ni siquiera el principal, para entregar productos y servicios a trav錕絪 de las fronteras; las inversiones se han convertido en una fuerza a錕絥 m錕絪 poderosa de est錕絤ulo de la integraci錕絥, a medida que las empresas transnacionales ampl錕絘n su alcance mundial mediante el establecimiento de una presencia directa en los mercados extranjeros. El valor acumulativo de las inversiones extranjeras se ha triplicado desde 1987 -hasta alcanzar una cifra superior a los 3 billones de d錕絣ares EE.UU.-, al tiempo que las ventas anuales que esos activos generan han superado el valor del comercio mundial.
No obstante, el comercio tambi錕絥 est錕?creciendo a medida que las empresas, o sus filiales, realizan un n錕絤ero cada vez mayor de transacciones a trav錕絪 de las fronteras y que el comercio abarca, en medida creciente, todas las fases del proceso de producci錕絥, desde los componentes, pasando por los servicios, hasta el dise錕給 y la ingenier錕絘. El comercio intraempresarial de las compa錕斤拷as transnacionales o de sus socios representa en la actualidad alrededor de dos tercios del comercio mundial. Por otra parte, el comercio, como proporci錕絥 de la producci錕絥 mundial, se ha triplicado con creces desde 1950, pasando del 7 a m錕絪 del 22 por ciento. Las empresas comercian ahora para invertir e invierten para comerciar, hasta el punto de que ambas actividades forman parte, en grado creciente, de una sola estrategia para la entrega de productos a trav錕絪 de las fronteras.
La econom錕絘 sin fronteras. Hoy d錕絘, cuando nos aproximamos al final de los a錕給s noventa, hay se錕絘les de que se est錕?introduciendo una nueva dimensi錕絥 en el proceso de integraci錕絥, una dimensi錕絥 en la que las tecnolog錕絘s digitales y las redes de comunicaciones est錕絥 creando la posibilidad de una econom錕絘 cada vez m錕絪 sin fronteras en los sectores clave. Durante el 錕絣timo decenio m錕絪 o menos, el costo de las telecomunicaciones y la inform錕絫ica ha bajado enormemente, al tiempo que han aumentado su rapidez y capacidad. Una llamada telef錕絥ica trasatl錕絥tica cuesta ahora tan s錕絣o el 1,5 por ciento de lo que costaba hace 60 a錕給s. Adem錕絪, el Banco Mundial prev錕?que, para el a錕給 2010, el costo habr錕?disminuido en otros dos tercios, a alrededor de 3 centavos de d錕絣ar por minuto, con lo cual las telecomunicaciones trasatl錕絥ticas casi se han convertido en un servicio gratuito. El costo de la capacidad de procesamiento tambi錕絥 se ha reducido mucho: en un 100 por ciento desde 1960. Un solo transistor, que se vend錕絘 por 70 d錕絣ares EE.UU. a mediados del decenio de 1960, se puede comprar ahora por menos de una millon錕絪ima parte de un centavo. Esto ha hecho, a su vez, que la capacidad de procesamiento sea ahora accesible a millones de personas comunes. En 1995 se vendieron en todo el mundo unos 50 millones de ordenadores personales, frente a 35 millones de autom錕絭iles.
Tal vez sea Internet lo que mejor simbolice esta econom錕絘 cada vez m錕絪 carente de fronteras y basada en la informaci錕絥. A la vez un instrumento de comunicaci錕絥 a nivel mundial y local y una fuente de conocimientos, Internet se ha venido duplicando sin cesar en tama錕給 anualmente desde su creaci錕絥 hace alrededor de 25 a錕給s. Unos 55 millones de personas de todo el mundo est錕絥 ya conectadas por Internet; para el a錕給 2000, esa cifra podr錕絘 aumentar a 550 millones, acerc錕絥dose al 10 por ciento de la entera poblaci錕絥 del planeta. Tampoco es Internet el 錕絥ico conducto disponible. Otras tecnolog錕絘s, como los mercados financieros informatizados, el correo electr錕絥ico, las actividades bancarias por tel錕絝ono y el intercambio de datos electr錕絥ico, est錕絥 avanzando hacia una econom錕絘 cada vez m錕絪 sin fronteras y basada en la informaci錕絥.
De la misma manera que el proceso de mundializaci錕絥 del comercio y las inversiones ha alterado la estructura del sector manufacturero desde el decenio de 1980, la aparici錕絥 de una econom錕絘 sin fronteras podr錕絘 transformar las industrias de servicios o basadas en ideas en una forma igualmente extraordinaria; esas industrias ya representan m錕絪 del 70 por ciento del PIB de muchos pa錕絪es miembros de la OCDE y hasta un 50 por ciento en el caso de algunos pa錕絪es en desarrollo. Anteriormente se supon錕絘 que la mayor錕絘 de los servicios eran intr錕絥secamente no exportables porque el producto eran las personas -bien su fuerza muscular, bien su capacidad intelectual- y su exportaci錕絥 exig錕絘 una presencia f錕絪ica en los mercados extranjeros. En el caso de muchos servicios, la invenci錕絥 de la microplaqueta ha invertido esta concepci錕絥 ortodoxa.
Hoy en d錕絘 cualquier servicio que pueda ponerse en forma digital y transmitirse electr錕絥icamente podr錕?producirse y entregarse, en cuesti錕絥 de segundos, en cualquier lugar del mundo. Centenares de miles de consumidores ya est錕絥 haciendo compras electr錕絥icas de libros, peri錕絛icos en l錕絥ea, v錕絛eos e incluso autom錕絭iles, sentados en casa frente a sus ordenadores. No obstante, los efectos m錕絪 revolucionarios ser錕絥 los que se produzcan en el comercio intraempresarial o entre distintas empresas. El soporte l錕絞ico inform錕絫ico, la informaci錕絥 m錕絛ica, los programas educacionales, el procesamiento de datos y los servicios jur錕絛icos y de arquitectura ser錕絥 todos sectores que podr錕絥 pasar a formar parte de un entorno cada vez m錕絪 competitivo y m錕絪 carente de fronteras, en el que todos los pa錕絪es y todas las empresas operen en un mercado mundial virtual.
III
Deseo mencionar simplemente varios rasgos b錕絪icos que definir錕絥 esta nueva econom錕絘 sin
fronteras: uno de ellos es su creciente indiferencia a la geograf錕絘, el tiempo y las
fronteras. El comercio sol錕絘 venir configurado por las realidades de la geograf錕絘
como un elemento de la ventaja comparativa de una naci錕絥. Actualmente, el comercio
vendr錕?configurado o definido en sectores importantes por la ausencia de geograf錕絘. Esta
conquista tecnol錕絞ica del tiempo y el espacio producir錕?efectos econ錕絤icos de gran
alcance. Disminuir錕絥 r錕絧idamente los costos de las transacciones para los consumidores y
las empresas, se comprimir錕絥 muchas fases que existen entre el comprador y el vendedor,
como la distribuci錕絥, las ventas, las actividades al por menor. El tiempo de esas
transacciones se reducir錕?a錕絥 m錕絪 r錕絧idamente, agregando toda una nueva dimensi錕絥 a
los procesos de producci錕絥 en el momento oportuno. Tal vez el aspecto m錕絪
importante ser錕?la desaparici錕絥 de los obst錕絚ulos y la disminuci錕絥 de los costos para
entrar en el mercado -o para iniciar un nuevo negocio-, lo que permitir錕?entrar en 錕絣 a
un n錕絤ero mucho mayor de proveedores. No s錕絣o beneficiar錕?esta mayor competencia a los
consumidores, sino que tambi錕絥 las peque錕絘s y medianas empresas -as錕?como las grandes
empresas multinacionales- participar錕絥 entonces plenamente en el mercado mundial.
La otra v錕絚tima posible del comercio electr錕絥ico ser錕絥 las fronteras. El intercambio electr錕絥ico de material inform錕絫ico de programaci錕絥, de servicios o de informaci錕絥 tiene lugar en el sitio que m錕絪 se parece todav錕絘 a un solo mercado mundial, un mercado definido, no por productos, corrientes de documentos y controles en las fronteras, sino por octetos electr錕絥icos y haces de l錕絪er. Hace varios a錕給s, Robert Reich pregunt錕? 錕絨ui錕絥es somos nosotros? en una era de integraci錕絥 mundial. Dicho de otro modo, 錕絠mportar錕?m錕絪 la nacionalidad econ錕絤ica en un mundo en el que no pueda desenredarse la trama del valor a錕絘dido mundial?
La pregunta hecha por Reich es a錕絥 m錕絪 pertinente en una econom錕絘 digital, que opera en el espacio cibern錕絫ico y no tiene realidades f錕絪icas, y menos a錕絥 nacionalidad. 錕紺u錕絣 es, por ejemplo la nacionalidad de un paquete de soporte l錕絞ico mejorado en Delhi para una empresa de Seattle y que pasa por Internet a Beijing? En el futuro se har錕?un n錕絤ero cada vez mayor de este tipo de preguntas, planteando importantes retos, desde la relevancia de las normas de origen, pasando por la aplicaci錕絥 de las normas y reglamentos, hasta el cobro de los impuestos a los minoristas y consumidores que operan en el espacio cibern錕絫ico.
Un segundo rasgo es que la informaci錕絥 es, cada vez en mayor medida, el recurso cr錕絫ico y el principal impulsor del proceso de integraci錕絥. La informaci錕絥 es hoy d錕絘 un elemento clave de la econom錕絘 mundial. De la misma manera que el gran aumento del comercio y las inversiones estimul錕?en primer lugar el proceso de mundializaci錕絥 en los a錕給s ochenta, ahora es el acceso a la tecnolog錕絘 - y la competencia en relaci錕絥 con ella- el factor que configura la econom錕絘 sin fronteras. Por supuesto, esta difusi錕絥 de la tecnolog錕絘 no es un nuevo proceso, ya que la historia del progreso humano a trav錕絪 de los siglos es en gran parte la historia del desarrollo y la aplicaci錕絥 generalizada de la tecnolog錕絘. Lo que es nuevo es el modo en que una red cada vez m錕絪 extensa de ordenadores, tel錕絝onos y m錕絨uinas de fax est錕?acelerando el proceso y ampliando su alcance. Esta econom錕絘 impulsada por la informaci錕絥 difiere, en aspectos fundamentales, de la econom錕絘 tradicional de tierra, trabajo y capital, y no se limita a ninguna regi錕絥 ni pa錕絪. Es una econom錕絘 m錕絭il y puede desarrollarse en cualquier lugar, eliminando muchas de las distinciones que anteriormente defin錕絘n el potencial econ錕絤ico.
Esta econom錕絘 impulsada por los conocimientos no est錕?reemplazando a otras actividades econ錕絤icas; las f錕絙ricas y las explotaciones agr錕絚olas no van a desaparecer, el soporte l錕絞ico no va a sustituir a los alimentos que comemos ni a los autom錕絭iles que conducimos. Con todo, la tecnolog錕絘 est錕?cambiando la forma en que producimos las cosas, a veces de modo impresionante. Tomemos incluso la m錕絪 tradicional de las actividades econ錕絤icas, es decir, la agricultura, que ha existido desde los tiempos m錕絪 remotos. La mecanizaci錕絥, la biotecnolog錕絘, los transportes y las tecnolog錕絘s de la informaci錕絥 est錕絥 transformando radicalmente la producci錕絥 y la distribuci錕絥 agr錕絚olas hasta el extremo de que la agricultura moderna semeja a veces m錕絪 a una industria de servicios que a las actividades agropecuarias tradicionales. Por otra parte, la misma transformaci錕絥 se est錕?produciendo en gran parte en la miner錕絘, la silvicultura, el transporte y otras ramas de producci錕絥.
Un resultado de todo ello es una atenuaci錕絥 de muchas de las antiguas distinciones entre el sector manufacturero y el de los servicios, entre los productos y los procesos, y entre las llamadas econom錕絘s de alta tecnolog錕絘 y las econom錕絘s m錕絪 tradicionales, sean industriales sean de recursos. Sin embargo, el resultado m錕絪 importante logrado es mayor crecimiento y mayor n錕絤ero de empleos. En los Estados Unidos, por ejemplo, a los empleos en los sectores de alta tecnolog錕絘 les correspondi錕?en 1996 del 20 al 25 por ciento del crecimiento de los salarios y los ingresos en cifras reales. Por lo que respecta a la producci錕絥, la contribuci錕絥 de esos sectores al PIB totaliz錕?420.000 millones de d錕絣ares EE.UU. en ese a錕給, lo que significaba un aumento del 15 por ciento con respecto a 1995.
Esto conduce a una tercera caracter錕絪tica, a saber el potencial de la econom錕絘 sin fronteras para nivelar las relaciones entre los pa錕絪es y las regiones. Bill Gates ha previsto una era futura de capitalismo exento de fricciones, es decir, la idea de que un acceso libre y equitativo a la informaci錕絥 har錕?que nos aproximemos m錕絪 que nunca a un mercado perfecto. Quiero agregar que ello tambi錕絥 comporta la posibilidad de introducir una nueva dimensi錕絥 en lo que respecta a la igualdad de oportunidades. Al nivel del individuo, las antiguas divisiones entre capitalistas y trabajadores se est錕絥 desvaneciendo a medida que un n錕絤ero cada vez mayor de personas corrientes poseen, en medida creciente, los nuevos medios de producci錕絥, es decir, la educaci錕絥, las aptitudes y los conocimientos especializados requeridos para administrar una econom錕絘 avanzada e impulsada por la informaci錕絥. Adem錕絪, a nivel mundial, las antiguas divisiones entre el Norte y el Sur est錕絥 siendo reemplazadas por nuevas distinciones entre los pa錕絪es que adoptan la tecnolog錕絘 y aceptan la mundializaci錕絥, y aquellos que van a la zaga; o, como se錕絘la Jean-Fran錕給is Rischard, del Banco Mundial, los pa錕絪es r錕絧idos y los lentos, los pa錕絪es que aprenden y los que permanecen est錕絫icos, los pa錕絪es que se han incorporado y los que quedan fuera, los pa錕絪es que son 100 por ciento seguros y los que no lo son.
Una econom錕絘 mundial cada vez m錕絪 conectada ofrece posibilidades para reducir a錕絥 m錕絪 la brecha entre las regiones y pa錕絪es que anteriormente ten錕絘n acceso a la tecnolog錕絘 y la informaci錕絥, y los muchos otros que no lo ten錕絘n. El acceso a las telecomunicaciones est錕?aumentando r錕絧idamente -hasta abarcar 1.000 millones de personas, es decir, casi un quinto de la humanidad, a la vuelta de este siglo- creando la posibilidad real de un tel錕絝ono en cada aldea. La docena aproximadamente de sistemas de sat錕絣ites mundiales actualmente en construcci錕絥 eliminar錕絥 pr錕絚ticamente las limitaciones de anchura de banda y reducir錕?en un decenio los gastos de conexi錕絥 a unos pocos d錕絣ares por estaci錕絥. Muchos pa錕絪es en desarrollo podr錕絥 prescindir de fases enteras de desarrollo para pasar directamente a la generaci錕絥 m錕絪 reciente de telefon錕絘 sin hilos, evitando con ello los enormes costos que entra錕絘 la construcci錕絥 de una infraestructura de corte antiguo, basada en cable de cobre. Al presente, m錕絪 del 80 por ciento de la poblaci錕絥 mundial no puede hacer una llamada telef錕絥ica; en breve tendr錕?acceso, no solamente a las comunicaciones avanzadas, sino tambi錕絥 a programas educativos, a servicios m錕絛icos y a la informaci錕絥 t錕絚nica que pasa a trav錕絪 de esas redes.
No se trata de previsiones para un futuro lejano, pues esos cambios ya est錕絥 en marcha hoy d錕絘, en estos mismos momentos. Ya estamos siendo testigos de un desplazamiento significativo del poder econ錕絤ico hacia el Sur y el Este, el cual tendr錕?unas repercusiones en la pol錕絫ica mundial tan fuertes como el derrumbamiento del Muro de Berl錕絥. El Banco Mundial prev錕?que los pa錕絪es en desarrollo crecer錕絥 a una tasa anual del 5 al 6 por ciento entre el momento actual y el a錕給 2020. Ello significa que esos pa錕絪es casi duplicar錕絥 su participaci錕絥 en la producci錕絥 mundial, desde alrededor del 16 por ciento en 1992 al 30 por ciento en el a錕給 2020. Lo que demuestran estas cifras, entre otras cosas, es el ritmo m錕絪 r錕絧ido de desarrollo. Un nivel de industrializaci錕絥 cuyo logro requiri錕? 150 a錕給s en Gran Breta錕絘 o 100 a錕給s en los Estados Unidos, lo han conseguido los llamados "tigres" de Asia en menos de una generaci錕絥; ello representa el proceso m錕絪 r錕絧ido de desarrollo de toda la historia econ錕絤ica. Esas distancias siguen reduci錕絥dose. En 10 pa錕絪es en desarrollo cuyos habitantes constituyen casi un 30 por ciento de la poblaci錕絥 mundial -es decir, m錕絪 de 1.500 millones de personas- 錕絣os ingresos medios per c錕絧ita se duplicaron con creces entre 1980 y 1995! Gracias a la difusi錕絥 de las tecnolog錕絘s de la informaci錕絥, ese proceso de industrializaci錕絥 est錕? en condiciones de acelerarse y ampliarse a錕絥 m錕絪.
Este notable historial de progreso econ錕絤ico y tecnol錕絞ico est錕?produciendo efectos reales sobre la vida cotidiana de la gente. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) nos recuerda que la pobreza se ha reducido en los 錕絣timos 50 a錕給s en mayor medida que en los 500 a錕給s anteriores. Desde 1960, las tasas de mortalidad infantil han disminuido en casi la mitad. Las tasas de malnutrici錕絥 han bajado en cerca de un tercio. Para el final del siglo, el analfabetismo entre los adultos se habr錕?reducido en casi en tres quintos y de 4.000 a 5.000 millones de personas, aproximadamente, tendr錕絥 acceso a educaci錕絥 b錕絪ica y atenci錕絥 de la salud. M錕絪 notable es a錕絥 el hecho de que el PNUD mencione la posibilidad de erradicar la pobreza en el mundo en la primera parte del siglo pr錕絰imo, una idea ut錕絧ica incluso hace unos pocos decenios, pero una posibilidad real actualmente.
IV
La OMC desempe錕絘r錕?-y deber錕?desempe錕絘r- un papel preponderante en ese mundo interconectado. Existe una relaci錕絥 clara e indivisible entre la din錕絤ica del progreso tecnol錕絞ico en nuestra 錕絧oca, y la din錕絤ica de la liberalizaci錕絥 de la econom錕絘 mundial; el programa de trabajo futuro de la OMC reviste una importancia capital para que esta tendencia no sufra desviaciones. Tambi錕絥 hay un v錕絥culo evidente entre una integraci錕絥 econ錕絤ica y tecnol錕絞ica m錕絪 profunda, por un lado, y por otro, las normas mundiales necesarias para administrar nuestra interdependencia, normas que s錕絣o puede proporcionar el sistema de comercio multilateral. En el programa de esta Conferencia se identifican varios sectores en los que el cambio econ錕絤ico ofrece nuevas oportunidades, pero tambi錕絥 nuevos desaf錕給s. Perm錕絫aseme describir brevemente algunas de las formas en que el sistema de la OMC est錕?trazando el rumbo futuro:
Gesti錕絥 de la frontera tecnol錕絞ica. En primer lugar cabe mencionar los progresos que se han venido logrando en la liberalizaci錕絥 de nuevos sectores de la econom錕絘 mundial, contribuyendo con ello a ampliar y profundizar el flujo de tecnolog錕絘 e informaci錕絥 en todo el mundo. Tan s錕絣o este a錕給 hemos concluido acuerdos para liberalizar los servicios de telecomunicaciones mundiales y los productos de la tecnolog錕絘 de la informaci錕絥, y el volumen del comercio que esto abarca equivale al comercio mundial en los sectores de la agricultura, el autom錕絭il y los textiles juntos. En conjunto, hemos concluido de hecho una nueva Ronda pero con otro nombre. Sin embargo, y lo que es m錕絪 importante, hemos dado un paso significativo hacia la inclusi錕絥 del comercio tecnol錕絞ico del siglo pr錕絰imo en el marco de un sistema basado en normas, que cuenta con capacidad para aplicarlas. 錕絪ta es la extraordinaria contribuci錕絥 de la OMC a una evoluci錕絥 econ錕絤ica de car錕絚ter m錕絪 previsible.
Con todo, la frontera tecnol錕絞ica est錕?avanzando continuamente y generando a su vez nuevas presiones para que el sistema comercial mantenga el mismo ritmo. En un discurso reciente, el Presidente Clinton ha pedido la negociaci錕絥 de una zona de libre comercio en el marco de Internet. Ello representa una importante medida en nuestros esfuerzos para discutir el programa de trabajo en el sector del comercio para el siglo XXI y examinar a fondo la tendencia global hacia el libre comercio en el sector de la informaci錕絥. No obstante, s錕絣o por el hecho de que Internet ofrezca una nueva frontera brillante y beneficiosa, en la que los negocios pueden hacerse a trav錕絪 de una red mundial completa de conexiones electr錕絥icas, no debemos considerar que los gobiernos no tienen preocupaciones y responsabilidades leg錕絫imas en relaci錕絥 con esa red. Los gobiernos no pueden renunciar sencillamente a sus funciones en esa esfera; entre las cuestiones normativas m錕絪 importantes con que se enfrentan en lo tocante al comercio electr錕絥ico est錕絥 las relacionadas con la privacidad, la protecci錕絥 de la propiedad intelectual, la pol錕絫ica fiscal y la reglamentaci錕絥 por motivos de pol錕絫ica p錕絙lica general. Sin embargo, habr錕?que trazar una cuidadosa l錕絥ea divisoria entre la intervenci錕絥 de car錕絚ter leg錕絫imo y las distorsiones ocasionadas por el proteccionismo. As錕?pues, las consecuencias del comercio electr錕絥ico para las responsabilidades gubernamentales en esos sectores tendr錕絥 que ser estudiadas con suma atenci錕絥.
En la OMC, nuestra prioridad inmediata es la conclusi錕絥 satisfactoria en diciembre de las negociaciones sobre los servicios financieros mundiales. La liberalizaci錕絥 financiera y la creaci錕絥 de un sistema financiero mundial fuerte y estable son, en realidad, dos caras de la misma moneda. La liberalizaci錕絥 invita a hacer inversiones, lo cual significa un mayor acceso al capital, a conocimientos especializados y a una red financiera mundial interactiva. Los compromisos de liberalizar los servicios financieros en el marco del Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios no pondr錕絥 en peligro en modo alguno la capacidad de los Miembros de la OMC para aplicar pol錕絫icas macroecon錕絤icas y normativas apropiadas. Por el contrario, los compromisos de liberalizar exigen la adopci錕絥 de tales pol錕絫icas, lo cual es la condici錕絥 sine qua non de un sector financiero s錕絣ido y vigoroso. Evidentemente, no podemos hacer todo de una sola vez. Adem錕絪, muchos pa錕絪es no est錕絥 sino iniciando el proceso de reforma interna. Sin embargo, la liberalizaci錕絥 del comercio, con compromisos futuros, incluso si en algunos casos se asumen en forma escalonada, puede contribuir al logro de un proceso de reforma m錕絪 amplio y a dar a 錕絪te la credibilidad indispensable para el 錕絰ito y la estabilidad.
Hay otro aspecto que debe tenerse en cuenta al comenzar a definir un programa de liberalizaci錕絥 para el siglo pr錕絰imo. Aun reconociendo las grandes posibilidades para un comercio sin fronteras, no debemos olvidar los m錕絣tiples sectores del comercio internacional en los que las fronteras son bien reales -como la agricultura, los textiles o los productos industriales- ni el gran n錕絤ero de pa錕絪es cuyo bienestar econ錕絤ico depende de un comercio m錕絪 abierto en esos sectores. A menos que podamos avanzar de un modo que permita atender no s錕絣o las preocupaciones de larga data, sino tambi錕絥 las m錕絪 recientes, tanto los pa錕絪es en desarrollo como las naciones desarrolladas corren el riesgo de una fragmentaci錕絥 de la econom錕絘 mundial, y un nuevo aumento de la brecha entre los pa錕絪es que participan en el proceso de mundializaci錕絥 y los que quedan al margen de 錕絣.
Integraci錕絥 de los mercados emergentes - Oportunidades y desaf錕給s. El segundo elemento fundamental del programa de la OMC es aumentar el n錕絤ero de sus Miembros. La econom錕絘 sin fronteras no est錕?solamente intensificando nuestras relaciones, sino tambi錕絥 ampli錕絥dolas. El estrechamiento de los v錕絥culos con los pa錕絪es de Asia, Am錕絩ica Latina y, ahora, 錕絝rica, que se est錕絥 convirtiendo r錕絧idamente en pa錕絪es emergentes, brinda enormes oportunidades, pero tambi錕絥 grandes desaf錕給s en lo que respecta a la integraci錕絥, el ajuste y la estabilidad. En el documento de esta Conferencia se sostiene, y con raz錕絥, que el crecimiento futuro de China, la India o el MERCOSUR depender錕?del mantenimiento de la estabilidad econ錕絤ica y pol錕絫ica y de una continuaci錕絥 del proceso de reformas. Todos esos pa錕絪es se enfrentan con importantes problemas de ajuste econ錕絤ico y social. Tan s錕絣o la modernizaci錕絥 de China requerir錕?importaciones de equipo y tecnolog錕絘 por valor de casi 100.000 millones de d錕絣ares EE.UU. anuales, y los gastos en infraestructura durante la 錕絣tima parte del presente decenio podr錕絘n ascender a unos 250.000 millones de d錕絣ares. En el caso de China y de los otros 27 candidatos, la adhesi錕絥 a la OMC es un elemento clave del proceso de reforma interna, que proporciona seguridad de acceso a los mercados mundiales, una soluci錕絥 de diferencias de car錕絚ter resolutivo y un puesto en la mesa redonda en que seguimos elaborando las normas comerciales del siglo XXI.
Prestaci錕絥 de asistencia a los que se encuentran al margen de la econom錕絘 mundial. La universalidad tiene otra dimensi錕絥 importante, es decir, la necesidad de lograr que todos est錕絥 incluidos en la nueva econom錕絘 impulsada por la informaci錕絥, no s錕絣o para impedir que los m錕絪 pobres pasen a estar m錕絪 marginados, sino tambi錕絥 para ayudarnos a todos nosotros a aprovechar las oportunidades que ofrece la integraci錕絥 tecnol錕絞ica y econ錕絤ica. El paso hoy en d錕絘 desde la producci錕絥 industrial hasta una producci錕絥 basada en los conocimientos exige nuevo saber y nuevas aptitudes -y mucho m錕絪 complejos- que la migraci錕絥 en el siglo pasado desde la explotaci錕絥 agr錕絚ola al taller de una f錕絙rica. As錕?pues, los gobiernos tambi錕絥 tienen que encontrar nuevos enfoques para hacer frente al desaf錕給 del desarrollo, que se extiende m錕絪 all錕?de las inversiones en la industria y la infraestructura, para abarcar tambi錕絥 las inversiones en el capital humano.
El mes pr錕絰imo se celebrar錕?en la OMC una Reuni錕絥 de Alto Nivel con la UNCTAD, el Centro de Comercio Internacional y las principales instituciones financieras multilaterales a fin de elaborar un nuevo enfoque integrado del problema de la marginaci錕絥 de los pa錕絪es menos adelantados. Uno de los objetivos que se persiguen -cuyo logro por la OMC est錕?bastante pr錕絰imo- es una utilizaci錕絥 mucho mayor de las nuevas tecnolog錕絘s para aumentar el alcance y la eficacia de la asistencia t錕絚nica y la informaci錕絥. El objetivo m錕絪 amplio es integrar nuestras pol錕絫icas y aprovechar nuestros esfuerzos, vinculando la asistencia t錕絚nica con el fortalecimiento de la capacidad y el acceso a los mercados a fin de elaborar una estrategia de desarrollo que se refuerce mutuamente.
V
Cuando nos acercamos al 50. aniversario del sistema multilateral, existe una gran
oportunidad para actuar en forma tan creativa en la construcci錕絥 de esa econom錕絘 mundial
cada vez m錕絪 sin fronteras, como lo hicieron nuestros antepasados hace medio siglo al
construir el sistema internacional de la posguerra. El "inventar el futuro" no
exige nada menos. Ser錕絘 err錕絥eo subestimar los m錕絣tiples problemas competitivos y
estructurales de la econom錕絘 mundial y los gobiernos y las instituciones internacionales
tienen que abordarlos en forma cooperativa.
Sin embargo, ser錕絘 igualmente err錕絥eo pasar por alto el hecho de que, si contin錕絘n las tendencias actuales, tenemos posibilidades reales para duplicar el comercio mundial en un decenio, y duplicar la producci錕絥 y los recursos del mundo en dos, con una tasa de crecimiento en los pa錕絪es en desarrollo equivalente al doble de la correspondiente a las naciones avanzadas. Tenemos el potencial para asegurar un acceso, en pie de igualdad, a la educaci錕絥 y la informaci錕絥 -especialmente en el caso del mundo en desarrollo- que, a su vez, dar錕?lugar a la igualdad de oportunidades. Adem錕絪, tras todo ello, tenemos el potencial para superar los obst錕絚ulos, no solamente geogr錕絝icos, sino tambi錕絥 en lo que respecta a la pol錕絫ica, la riqueza y los conocimientos, que durante demasiado tiempo han separado nuestros diferentes mundos. Nunca ha habido anteriormente tal coincidencia de oportunidades importantes, en cuyo marco la econom錕絘 de mercado, en todas sus variaciones, domina el progreso de la econom錕絘 mundial entera. Nunca anteriormente ha tenido una generaci錕絥 mayor poder para crear un mundo mejor.
No obstante, ese gran poder para configurar el futuro va acompa錕絘do tambi錕絥 por una gran responsabilidad. No tenemos un mensaje claro acerca de las grandes oportunidades en nuestra 錕絧oca cambiante, al tiempo que el mensaje de que disponemos se centra en demas錕絘 en los desaf錕給s. Es preciso invertir esta tendencia. Conf錕給 en que la celebraci錕絥 a alto nivel en mayo pr錕絰imo del 50. aniversario del sistema de comercio multilateral en Ginebra nos brindar錕?esta oportunidad. La alternativa a todo ello es un mundo dividido. No la cooperaci錕絥 internacional basada en normas, sino la anarqu錕絘 internacional basada en el poder. No la invenci錕絥 del futuro, sino un retorno al pasado, con sus conflictos, sus divisiones y sus tragedias. La v錕絘 que elijamos depender錕?de nuestra visi錕絥, pero tambi錕絥 de nuestra sabidur錕絘 y prudencia en los a錕給s venideros.
Nuestro momento en la historia no es distinto del momento que aprovech錕?Col錕絥 hace unos 500 a錕給s. De la misma manera que la conquista de los oc錕絘nos en el siglo XVII inici錕?un per錕給do de r錕絧ido desarrollo en Europa y el Nuevo Mundo, nuestra conquista m錕絪 reciente de la geograf錕絘 podr錕絘 dar lugar, a mi juicio, a un per錕給do igualmente din錕絤ico de desarrollo en el mundo. Con todo, para descubrir este nuevo mundo, tenemos que encontrar nuevos medios que nos permitan aprovechar las energ錕絘s colectivas y ser tan visionarios y tan audaces como los intr錕絧idos exploradores que abrieron las rutas del comercio en el pasado.