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Moore pronuncia su primer discurso en calidad de Director General Comercio para el desarollo: el camino por recorrer
En su primer discurso en calidad de Director General de la Organizaci髇 Mundial del Comercio, pronunciado hoy (14 de septiembre) en la Reuni髇 Ministerial del Grupo de los 77 celebrada en Marrakech, Marruecos, el Sr. Mike Moore enumer?sus prioridades para el futuro del comercio y el desarrollo. El Sr. Moore es el primer Director General del GATT y la OMC que se dirige al Grupo de los 77.
Destacando su especial preocupaci髇 por los pa韘es menos adelantados, el Sr. Moore dijo que quer韆 hacer avanzar la iniciativa de obtener acceso en franquicia arancelaria para todos los productos cuya exportaci髇 interesa a los pa韘es menos adelantados. Inst?a los Ministros del Grupo de los 77 a que transmitan un mensaje en閞gico a la pr髕ima Conferencia Ministerial de la OMC, en Seattle, en apoyo de esta iniciativa.
El Sr. Moore recalc?la contribuci髇 aportada al desarrollo por los principios de la OMC de liberalizaci髇 progresiva del comercio y normas exigibles. A馻di?que esos principios afirman la independencia de los Estados soberanos mediante acuerdos negociados y adoptados por consenso entre los gobiernos de los Miembros, y aceptados por los respectivos procedimientos legislativos, que son la mejor garant韆 para los consumidores y los productores de los pa韘es desarrollados y en desarrollo.
Figura adjunto el texto completo del discurso del Sr. Moore.
Comercio
para el desarollo - el camino por recorrer
Alocuci髇
pronunciada en la Reuni髇 Ministerial del Grupo de los
77,
el martes 14 de septiembre de 1999, en Marrakech.
Su Majestad, sus altezas reales, excelent韘imos se駉ras y se駉res:
Antes de abordar el tema que me interesa, quiero expresar mi c醠ido agradecimiento al Reino y al Gobierno de Marruecos, y a mi dilecto amigo el Embajador Nacer Benjelloun, que preside el Grupo de los 77 en Ginebra, por brindarme la oportunidad de dirigirme a ustedes en el d韆 de hoy. Fue por cierto en Marrakech, en este mismo edificio, donde se estableci?la OMC bajo los esclarecidos auspicios de su Majestad el Rey Hassan II, recientemente fallecido.
Marruecos siempre ha contribuido de manera notable al desarrollo del sistema multilateral de comercio, particularmente a trav閟 de la visi髇 y la determinaci髇 de sus Ministros y autoridades p鷅licas. Desear韆 rendir un homenaje especial al Embajador Hassan Abouyoub, que en su calidad de Ministro de Comercio tanto ayud?a dar a la OMC la debida orientaci髇.
Por todos esos motivos, me es grato pronunciar en Marrakech mi primer discurso formal en calidad de Director General, no s髄o por haber nacido aqu?la OMC, sino porque me permite defender una causa a la que adhiero plenamente: que la OMC es una familia en la que corresponde ocupar lugares iguales a cada uno de sus Miembros.
Preparamos actualmente dos grandes acontecimientos internacionales importantes para el comercio mundial y el desarrollo: la Tercera Conferencia Ministerial de la OMC -quiz醩 la m醩 importante hasta la fecha, por celebrarse al t閞mino de la primera fase de aplicaci髇 de los Acuerdos de la Ronda Uruguay y en v韘peras de nuevas negociaciones; y la d閏ima reuni髇 de la UNCTAD, que contribuir?a definir el programa sobre comercio y desarrollo para el nuevo milenio.
Recuerdo que, en la sesi髇 inaugural de la Conferencia Ministerial de 1994, el entonces pr韓cipe heredero (hoy Su Majestad el Rey Mohammed VI) rindi?homenaje al papel constructivo desempe馻do por los pa韘es en desarrollo en la conclusi髇 satisfactoria de las negociaciones. Tambi閚 se馻l?la relaci髇 que existe entre la estrategia de desarrollo de los pa韘es en desarrollo y el acceso a los mercados de los pa韘es industrializados, as?como la necesidad de que estos 鷏timos respondan mejor a las expectativas de los pa韘es en desarrollo. Su Majestad estaba entonces en lo cierto, y lo est?ahora. Espero que en Seattle podamos hacerle el honor de acordar importantes medidas para ayudar a los pa韘es en desarrollo en el sistema de comercio. Este compromiso he asumido desde el d韆 en que asum?el cargo.
De la indiferencia de la opini髇 p鷅lica a la controversia
La Ronda Uruguay se vio confrontada al principio con la indiferencia de la opini髇 p鷅lica. Nadie podr?decir lo mismo acerca de la proyectada Conferencia Ministerial. S?les aseguro que en Seattle no habr?apat韆 (ueden contar con ello!). Ahora hemos pasado de la indiferencia a la ansiedad e incluso a la ira, no s髄o por parte de los manifestantes, sino tambi閚 de aquellos que estiman haber quedado excluidos demasiado tiempo y de quienes temen por su seguridad al ingresar en la era postindustrial.
No todas las cr韙icas de que somos objeto est醤 erradas. Algunas se basan en hechos. Otras, sin embargo, se basan en percepciones err髇eas, o bien en diferencias ideol骻icas.
Es cierto que, en los 鷏timos a駉s y particularmente desde 1997, la situaci髇 econ髆ica de numerosos pa韘es en desarrollo no ha mejorado, como muchos lo esperaban, a principios de los a駉s noventa. La crisis asi醫ica que se origin?en dificultades financieras y la consiguiente p閞dida de confianza ha tenido repercusiones en la econom韆 mundial. Han bajado los precios de la mayor韆 de las materia primas, afectando a las econom韆s que hacen un uso intensivo de estos recursos. La demanda ha disminuido en unas econom韆s anteriormente en r醦ido crecimiento, con la consiguiente reducci髇 del porcentaje de las importaciones, una evoluci髇 nefasta de las balanzas comerciales de numerosos pa韘es en desarrollo y, en muchos casos, una capacidad deficiente tanto de exportaci髇 como de importaci髇. Una grave crisis humana, con una pobreza y un desasosiego social en brusco aumento, se ha abatido nuevamente en numerosos pa韘es que comenzaban a alcanzar niveles m醩 elevados de desarrollo.
Pero tambi閚 hemos de reconocer que hasta producirse la crisis financiera asi醫ica, el proceso de liberalizaci髇 progresiva del comercio creaba nuevos empleos, promov韆 cambios estructurales y un notable incremento de los ingresos en numerosos pa韘es en desarrollo. Ahora nuestra tarea consiste en extraer conclusiones de la crisis de 1997, y procurar que la liberalizaci髇 del comercio y del sector financiero se organice de manera de poder garantizar una mayor estabilidad en el plano macroecon髆ico, una mejor distribuci髇 de los ingresos entre los pa韘es y mejores condiciones para los m醩 pobres entre los pa韘es y dentro de 閟tos.
Otra lecci髇 que se desprende de la crisis asi醫ica es que la situaci髇 habr韆 sido mucho peor de no haberse mantenido firmes los dirigentes de la regi髇 en su compromiso de abrir los mercados. Es muy importante recordar tambi閚 cuan indispensable era que los mercados del norte se mantuvieran abiertos. Las normas de la OMC ayudaron a que se adoptara esa posici髇 firme y a que permaneciesen abiertos los mercados.
Liberalizaci髇 del comercio, normas comerciales y desarrollo
No es necesario que alabe a la OMC. Los 30 candidatos que desean adherirse a la Organizaci髇 lo hacen por m? El comercio no es la respuesta a todos nuestros problemas, pero sin duda alguna brinda en parte la soluci髇. Todos reconocen los principios de nuestra Organizaci髇, a saber, la consolidaci髇 de los compromisos negociados, la liberalizaci髇 progresiva del comercio, y normas exigibles. Se aplican tanto a escala mundial como regional, y son una salvaguardia necesaria contra los impulsos proteccionistas. Constituyen la mejor garant韆 para los consumidores y productores de los pa韘es en desarrollo y desarrollados.
El conjunto de principios y normas de la OMC tambi閚 se refiere a la esencia de otra cuesti髇 relacionada con el desarrollo: la buena gesti髇 de los asuntos p鷅licos. Hoy, todos los gobiernos quieren inversiones extranjeras directas y muchos dirigentes importantes al frente de misiones se dedican a atraer capitales. La inversi髇 directa, en condiciones que tengan en cuenta los valores locales, es fundamental para el desarrollo y complementa el comercio. Numerosos pa韘es reconocen actualmente que para atraer inversiones extranjeras directas hace falta demostrar al mundo que sus reg韒enes comerciales son estables y dignos de confianza. Esto se puede lograr, y se logra en el sistema de la OMC mediante reformas realizadas a trav閟 de compromisos multilaterales.
La buena gesti髇 p鷅lica no es solamente un tema de conversaci髇 de los Ministros de Finanzas con el Banco Mundial, es, y siempre ha sido, un elemento fundamental del sistema de derechos y obligaciones de la OMC. Nuestra misi髇 es reforzar la independencia de los Estados soberanos con acuerdos que concierten por consenso los gobiernos Miembros, aprobados por sus respectivos procedimientos legislativos.
La interdependencia puede convertirse en una garant韆 de la independencia. Podemos brindar la oportunidad, pero puede desperdiciarse. Se desaprovech?una vez en mi propio pa韘, por una gesti髇 p鷅lica deficiente, debido al mal gobierno, y a proyectos excesivamente ambiciosos que respond韆n m醩 a las necesidades de un partido pol韙ico que a las de los contribuyentes y la l骻ica econ髆ica. Hemos aprendido esa lecci髇 en Nueva Zelandia a nuestras expensas. En ese sentido me alientan las declaraciones de los dirigentes acerca de la buena gesti髇 de los asuntos p鷅licos y la necesidad de coherencia entre la OMC y otras organizaciones internacionales. Un adelanto considerable ser韆 la conclusi髇 de un acuerdo sobre la transparencia de la contrataci髇 p鷅lica.
La Ronda Uruguay y sus resultados
Los Acuerdos de Marrakech resultantes de la Ronda Uruguay transformaron la estructura de las normas mundiales del comercio, a partir de una configuraci髇 relativamente simple, el GATT m醩 los acuerdos plurilaterales, se lleg?a un sistema mucho m醩 completo, pero tambi閚 complejo, de normas que abarcan los bienes y los servicios. Abrieron el camino hacia una mayor liberalizaci髇 del sector agropecuario y de los textiles, redujeron los aranceles en muchas esferas del sector manufacturero, crearon un marco para la negociaci髇 de nuevas condiciones internacionales para el comercio de servicios (adem醩 de abrir numerosos sectores, incluidos los servicios financieros y las telecomunicaciones) y dieron bases s髄idas a un sistema de soluci髇 de diferencias anteriormente ineficaz e inestable.
Luego de transcurridos cinco a駉s, deber韆mos ser lo suficientemente abiertos y transparentes como para poder discernir entre los aciertos y los desaciertos de Marrakech e identificar las cuestiones pendientes de soluci髇. Tambi閚 tendr韆mos que admitir que el "juego" cambia, que intervienen nuevas circunstancias y que a menudo los mejores pron髎ticos econ髆icos se reconocen a posteriori. Pero en t閞minos generales, dir韆 que en materia de liberalizaci髇 de aranceles y restricciones cuantitativas estamos en lo cierto; la orientaci髇 inicial en la esfera de la agricultura y los servicios ha sido apropiada; y estamos fundamentalmente bien encaminados por lo que se refiere a la soluci髇 de diferencias. Todo puede y debe mejorarse.
Como se desprende del programa de Seattle, hay numerosas cuestiones pendientes y mucho por afinar. Muchos de nosotros estamos desilusionados porque la Ronda Uruguay no ha arrojado el tipo de resultados que quer韆mos. Nos preocupa que el conjunto de medidas no se haya equilibrado lo suficiente como para reflejar nuestras necesidades. No es sorprendente que cinco a駉s despu閟 de Marrakech muchos de ustedes est閚 reclamando modificaciones y rectificaciones. Estoy de acuerdo. Por ello debemos celebrar una ronda.
Quiero reiterar las tres prioridades que me fij?al asumir el cargo de Director General:
- apoyar y ayudar a todos los participantes para que obtengan de las nuevas negociaciones el resultado m醩 equilibrado posible y que beneficie a las econom韆s m醩 vulnerables;
- propugnar las ventajas que, tanto para las grandes naciones como para las m醩 modestas ofrece un sistema comercial m醩 abierto, capaz de mejorar el nivel de vida y de construir un mundo m醩 pr髎pero y m醩 seguro; y
- fortalecer la OMC, as?como sus normas, preservar y reforzar su reputaci髇 de integridad y equidad y remodelar la Organizaci髇 para que refleje la realidad de su composici髇 y las necesidades de sus Miembros;
縌u? significan en la pr醕tica estos tres objetivos?
En primer lugar, velar por que la liberalizaci髇 del comercio prosiga de tal manera que brinde beneficios reales a todos los pa韘es, pero sobre todo a los pa韘es en desarrollo.
Para m?estos beneficios deben lograrse en particular en la esfera de la agricultura, los alimentos elaborados y sectores sensibles como los textiles. Sigue habiendo demasiados aranceles elevados. La arancelizaci髇 de los contingentes arancelarios en el sector de la agricultura ha sido positiva, ya que ha revelado claramente lo elevado que es el nivel de protecci髇 respecto de muchos productos. Nuestra tarea ahora consiste en empezar a reducir esos aranceles elevados, as?como a tratar la cuesti髇 de las subvenciones y los sistemas de ayuda a la agricultura. Se trata de una cuesti髇 delicada pues requiere que se vuelva a presionar a los pa韘es desarrollados en un momento en el que muchos de sus propios agricultores est醤 en dificultad. Pero debemos encontrar la manera de abrir el acceso a los productos competitivos, incluidos los procedentes de pa韘es en desarrollo.
En segundo lugar, garantizar que las normas se elaboran de una manera que permita a los pa韘es en desarrollo utilizarlas.
Muchos Ministros y Embajadores de los pa韘es en desarrollo me han explicado que sus problemas provienen de la complejidad de las normas internacionales, o de la dificultad que tienen esos pa韘es para aplicarlas. Est醤 en lo cierto. Se trata de un problema grave que debe solucionarse. Los pa韘es pr髎peros lo saben y son cada vez m醩 conscientes de la importancia de que se comprometan plenamente todos los gobiernos Miembros de la OMC. John F. Kennedy dijo, antes de que se iniciara la Ronda Kennedy, que la marea creciente levanta a todos los barcos. Ten韆 raz髇. Hoy por hoy dir韆 que esos barcos forman parte de un convoy, en el que todos dependemos unos de otros y debemos avanzar juntos.
Por tanto, hemos de asegurarnos de que las normas negociadas son equitativas, bien comprendidas y aplicables, y de que se ofrece a los pa韘es en desarrollo tiempo y ayuda para aplicarlas. Esto requerir?un aumento considerable de la asistencia tanto t閏nica como financiera.
En tercer lugar, asegurarse de que las normas y procedimientos para la utilizaci髇 de medidas especiales de protecci髇 se aplican de manera equitativa, y de que esas medidas no sustituyen a obst醕ulos proteccionistas anticuados.
Desde la Ronda Uruguay no ha aumentado enormemente el uso de esas medidas, pero est?claro que los pa韘es en desarrollo han tenido que hacer frente a consecuencias desproporcionadas, que ciertos sectores de inter閟 para los pa韘es en desarrollo se han visto afectados por esas medidas y que algunos pa韘es en desarrollo se han convertido ellos mismos en expertos en el uso de tales medidas. Los Ministros me han dicho que el sistema mundial de comercio funciona hasta que sus productos empiezan a abrirse camino -es decir, hasta que sus pa韘es se deciden a aprovechar las oportunidades.
En cuarto lugar, garantizar que todos pueden acceder por igual al mecanismo de soluci髇 de diferencias.
Muchos de ustedes se han quejado del costo de los procedimientos previstos en el ESD y est?claro que aqu?hay un desequilibrio. Este problema debe solucionarse. Una opci髇 es la creaci髇 de un Centro de Asesoramiento Jur韉ico, propuesta que muchos de nuestros Miembros apoyan. Tambi閚 hay otras ideas interesantes. Puede discutirse el tipo de instrumento que permitir?lograr un mejor resultado, pero no el objetivo.
En quinto lugar, asegurarse de que la informaci髇 sobre la OMC y sus actividades es accesible a todos los Miembros, incluidos los m醩 vulnerables.
El r醦ido crecimiento y la complejidad de las actividades de la OMC son un problema para muchos Miembros que, o bien tienen peque馻s delegaciones en Ginebra o bien no tienen ninguna. Hemos de mejorar la eficacia de nuestras comunicaciones con las peque馻s delegaciones en Ginebra, as?como con las destinadas en otras ciudades europeas pero no en Ginebra, y en el pa韘 de origen. Debemos asegurarnos de que nuestra informaci髇 es correcta y apropiada, de que la reciben las personas adecuadas y de que pueden utilizarla los Ministros y los asesores que la necesitan.
Agradezco la generosidad de los pa韘es ricos que han contribuido a fondos destinados a programas importantes de desarrollo. He nombrado a una persona muy experimentada, un antiguo Embajador de un peque駉 pa韘 en desarrollo para que me asesore, a fin de examinar de qu?manera podemos ayudar mejor a esos Miembros que no tienen representaci髇 en Ginebra y evaluar los esfuerzos que hemos hecho hasta ahora. Nuestra primera medida consistir?en celebrar, a principios de noviembre, una semana de sesiones informativas para los Miembros de la OMC y los Observadores que no tengan Misi髇 en Ginebra. El objetivo de esta "Semana en Ginebra" es informar a los funcionarios superiores en las capitales y a los Embajadores de Europa no residentes en Ginebra, acerca de la Conferencia de Seattle, as?como a otros organismos en Ginebra con actividades en la esfera del comercio y el desarrollo, incluida la UNCTAD que est? preparando su Conferencia de Bangkok. Espero que esas sesiones informativas en Ginebra se conviertan en una pr醕tica habitual.
Pero estos esfuerzos de asistencia no deben terminar en Seattle. Despu閟 de Seattle debemos esforzarnos a鷑 m醩 por que el proyecto all?esbozado se convierta en realidad para las familias y nuestros pueblos.
Los pa韘es menos adelantados
Un grupo de Miembros de la OMC por el que tengo un inter閟 particular son los pa韘es menos adelantados. Juntos, estos pa韘es representan aproximadamente medio punto porcentual del comercio mundial. La mayor韆 de ellos depende mucho de unos pocos productos de exportaci髇 y, en general, sus perspectivas de comercio y econ髆icas son sombr韆s. Esto debe cambiar.
Quiero proseguir una iniciativa lanzada por Renato Ruggiero como uno de los objetivos que pueden alcanzarse en Seattle: lograr un acceso consolidado y en r間imen de franquicia arancelaria para todos los productos cuya exportaci髇 interese a los pa韘es menos adelantados. Ser韆 magn韋ico que esta Conferencia pudiera transmitir en Seattle un mensaje claro en apoyo de esa iniciativa.
Pero lo que los pa韘es menos adelantados tambi閚 necesitan -como otros muchos pa韘es en desarrollo, pero en mayor medida- es la creaci髇 de capacidad que les permita comerciar, crecer y diversificarse. Los Ministros y Embajadores han mostrado hasta la fecha un gran apoyo al trabajo que estamos haciendo en colaboraci髇 con la UNCTAD, el CCI, el PNUD, el Banco Mundial y el FMI. El "Marco Integrado", acordado en Ginebra en 1997, debe convertirse en una realidad y no s髄o en una serie de documentos. Debemos actuar y no buscar excusas. Espero que en Seattle tambi閚 puedan ustedes insistir en este punto. He decidido reforzar los esfuerzos de nuestra Secretar韆 en favor de los pa韘es menos adelantados nombrando a un colega como coordinador para los pa韘es menos adelantados. Su primera tarea consistir?en brindar apoyo a los Miembros en sus esfuerzos para obtener, en Seattle, las condiciones de acceso que los pa韘es menos adelantados necesitan, y dar sustancia al Marco Integrado. Espero que tambi閚 apoyen firmemente esta nueva iniciativa.
Desde que se cre?la OMC, la demanda de asistencia t閏nica se ha disparado. Estamos haciendo lo posible por atender a esas demandas, por iniciativa propia y en cooperaci髇 con otras organizaciones internacionales, as?como con expertos de distintos Miembros de la OMC. Ya hemos fortalecido y diversificado nuestros programas de formaci髇, cuya calidad es por todos reconocida y los estamos examinando de nuevo. Todo puede mejorarse, y para ello necesitamos sus consejos.
No se ofrece nunca demasiada asistencia t閏nica. El 閤ito genera nuevas demandas que han de satisfacerse. Hemos de ser capaces de aumentar de manera significativa la asistencia t閏nica para hacer frente a las nuevas solicitudes que sin duda resultar醤 de la Conferencia de Seattle. Espero que ustedes, Ministros y Embajadores, apoyen mi solicitud de que nuestras crecientes actividades de asistencia t閏nica, ahora en gran medida financiadas por medio de fondos fiduciarios, se financien en el futuro con cargo a nuestro presupuesto ordinario. Evidentemente, esto no excluye las
contribuciones especiales para proyectos determinados. Esto nos dar韆, y a ustedes tambi閚, la
seguridad que todos necesitamos. Despu閟 de Seattle es cuando tendremos que estimular la asistencia, a fin de no tener problemas con las negociaciones y la aplicaci髇. El problema no desaparecer? pero tampoco desaparecer?yo y tampoco ustedes.
Trato especial y diferenciado, y participaci髇 de los pa韘es en desarrollo
Los Ministros y Embajadores de los pa韘es en desarrollo han identificado como una prioridad para Seattle la "modernizaci髇" del principio del trato especial y diferenciado. Quisiera tambi閚 agradecer al Sr. Rubens Ricupero y a sus colegas el trabajo que han hecho en esta esfera. Hemos de trabajar juntos para comprender cu醠es ser醤 las condiciones especiales que, con toda probabilidad, resultar醤 m醩 eficaces para garantizar que los pa韘es en desarrollo est醤 en condiciones de aplicar los acuerdos negociados y se benefician plenamente de ellos -es decir, lo que algunos han llamado dar cabida a pol韙icas para aplicar estrategias de desarrollo orientadas al mercado.
Observaciones a modo de conclusi髇
La Conferencia de Seattle es un reto para todos nosotros. Como Secretar韆, hemos de asegurarnos de que los preparativos se llevan a cabo como es debido, es decir, de manera global, reflejando adecuadamente todos los intereses. Para los gobiernos, el desaf韔 consiste en identificar esos intereses y exponerlos de manera clara lo antes posible. Nos esforzaremos por que ustedes conozcan los par醡etros de las negociaciones y reciban el mejor asesoramiento posible cuando as?lo soliciten.
Pero ustedes y yo sabemos que el 閤ito de la Conferencia de Seattle no depender?del trabajo de ninguna Secretar韆. Sabemos que los gobiernos est醤 mejor preparados para estas negociaciones que para ninguna otra ronda anterior. Sabemos tambi閚 que nunca antes hab韆 habido tanto en juego. Antes de marcharme quisiera que record醨amos por qu?estamos aqu? El comercio no es un fin en s? es un medio para lograr un fin. El comercio permitir? elevar los niveles de vida cuando el sistema ofrezca oportunidades equitativas. De ah?se obtendr醤 mejores resultados. S?que no es necesario que se lo recuerde porque ustedes me han dicho que pese a nuestros mayores esfuerzos, m醩 de 3.000 millones de personas viven con menos de 2 d髄ares al d韆. El acceso a los mercados por s?s髄o no lograr?mejorar las cosas; debe ser respaldado por capital, formaci髇, infraestructura y buen gobierno. La tiran韆 y la deuda de la historia pesan mucho sobre los recursos de muchos gobiernos y limitan sus opciones. En un informe reciente de la UNCTAD se habla de un pa韘 en el que la deuda que debe reembolsar es nueve veces superior a la suma desembolsada para la salud -y ello en plena epidemia de sida. La coherencia es un t髉ico. Sin embargo, los t髉icos suelen ser verdades. Quiero contribuir a poner en marcha esa verdad. Por lo tanto, Se駉ras y Se駉res, esta reuni髇 del G77 es un paso importante en el camino que nos llevar?a un resultado bien equilibrado, que personalmente espero con inter閟, y que creo que nuestros pueblos necesitan, desean y merecen. Soy y seguir?siendo su servidor, y har?todo lo posible por modelar la OMC -que es s髄o una hermana m醩 en la familia multilateral de organizaciones- de manera que pueda contribuir a hacer del pr髕imo siglo un siglo de persuasi髇, al contrario del siglo actual que ha sido, con demasiada frecuencia, un siglo de coacci髇.
Muchas gracias.