“Soy consciente de las difíciles tareas que nos esperan. El camino hasta Seattle sigue estando lleno de escollos. No he venido a la OMC para obtener la jubilación anticipada. He venido para hacer una contribución al fortalecimiento del sistema multilateral de comercio. Siendo originario de un país en desarrollo y al haber dedicado la mayor parte de mi carrera profesional a cuestiones comerciales, estoy totalmente convencido de que el mejor medio para alcanzar los objetivos de nuestros países es fortalecer el sistema multilateral de comercio. Necesitamos más, y no menos normas. Lo que har?funcionar mejor el sistema es la aplicación eficaz de todos los compromisos contraídos por los países, y no un menor grado de cumplimiento.

La OMC garantiza que las relaciones comerciales internacionales se rijan por el derecho y no por la fuerza. Si la OMC no existiera tal vez tendríamos que inventarla. Todos los países deberían tener un interés en hacer funcionar el sistema. Al mismo tiempo, para que el sistema de comercio sea viable es preciso que se tengan en cuenta las preocupaciones de todos los participantes, grandes y pequeños, desarrollados y en desarrollo, fuertes y débiles. De lo contrario, correríamos el riesgo de perder legitimidad y, en definitiva, de debilitar el propio sistema.

Es para m?un grato honor unirme a Mike Moore y a todo el personal de la OMC y me congratulo de trabajar con ellos en este momento crucial. Estoy seguro que aprender? mucho de todos ellos. Nuestra tarea supone un gran reto. Hace sólo unos años, la Ronda Uruguay consigui? remodelar de manera fundamental el sistema multilateral de comercio. El ámbito de la OMC es mucho más amplio que el de su predecesor, el GATT y abarca cada vez más políticas y reglamentaciones. Sin embargo, la remodelación del sistema es tal vez un proceso continuo e interminable, ya que podrán necesitarse nuevas normas y adaptaciones para que la OMC corra pareja con los avances tecnológicos y con la rápida evolución de la economía mundial”.