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WTO NOTICIAS: DISCURSOS — DG PASCAL LAMY

Ginebra, 2 de noviembre de 2005

?/b>Una vida consagrada a un sistema de comercio mundial m醩 abierto y justo?

Ceremonia en memoria de Arthur Dunkel

Madame Catherine Dunkel Szeemann, Monsieur Nicol醩 Dunkel, se駉ras y se駉res:

Dentro de algunos momentos procederemos a inaugurar una placa y a dedicar una de nuestras salas de reuni髇 a la memoria del Director General Arthur Dunkel. Tenemos hoy el honor de contar con la presencia entre nosotros de familiares del Sr. Dunkel y de muchos de sus amigos, para rendir homenaje a un hombre cuya herencia y cuyas ideas impregnan esta casa, nuestras actividades y los principios del sistema multilateral de comercio tal y como fueron establecidos por 鷏tima vez por la Ronda Uruguay.

Muchos de ustedes han conocido a Arthur Dunkel, que fue Director General del GATT desde 1980 a 1993, y han trabajado con 閘. Era un hombre de convicciones firmes, un aut閚tico internacionalista, que dedic?toda su energ韆, en circunstancias dif韈iles a veces, a nuestra lucha com鷑 en favor de un sistema internacional abierto y pac韋ico. Arthur Dunkel fue tambi閚 un hombre pragm醫ico que trataba de convertir las ideas en realidad. Contaba con las condiciones, las aptitudes y las competencias necesarias: de hecho, era un intelectual con un conocimiento profundo del derecho internacional y de la econom韆 mundial, un diplom醫ico que ten韆 el don de lenguas, un negociador y un administrador dotado de una infinita paciencia, capaz de escuchar a todos, desde los miembros del personal a los embajadores y ministros; y, al mismo tiempo, una persona profundamente humana. En sus relaciones con los dem醩 no trataba de imponerse, sino de convencer. Consideraba que pueblos con culturas diferentes y necesidades econ髆icas muy distintas deb韆n ser convencidos mediante argumentos e ideas y no por la presi髇 y por la fuerza.

De nacionalidad suiza, el Sr. Dunkel naci?en Lisboa, ciudad en la que su padre ?como muchos de nosotros ?trabajaba como expatriado. Su infancia en el extranjero, su formaci髇 y su educaci髇 en culturas diferentes influyeron profundamente en la visi髇 del sistema internacional de Arthur Dunkel. Dunkel estaba firmemente convencido ?lo que hoy resulta ya poco frecuente ?de que los obst醕ulos son perjudiciales y de que la mejor forma de eliminarlos consiste en vivir y trabajar juntos y en elaborar normas basadas en los valores universales de justicia y equidad. El pa韘 de Arthur Dunkel era el mundo.

Al recordar sus ideas y sus convicciones, desear韆 referirme a una de sus convicciones m醩 destacadas: la de que las normas multilaterales que promueven el comercio abierto son buenas y las excepciones a esas normas, por mucho que puedan resultar necesarias por motivos pol韙icos en determinados momentos, deben seguir siendo lo que son ?excepciones y no reglas ?y la comunidad multilateral debe esforzarse por superarlas.

Todos debemos recordar que el conjunto de normas que rige la labor de esta Organizaci髇 y constituye la base del sistema multilateral de comercio es, en muy gran medida, obra de Arthur Dunkel. Recuerdo muy claramente que el famoso 揚royecto Dunkel?dist?mucho de agradar a todo el mundo, en primer lugar, al Presidente de la Comisi髇 Europea, de cuyo Gabinete era yo Director en ese momento. El Proyecto Dunkel fue quemado en p鷅lico en algunas partes del mundo, lo que constituye un antecedente de las manifestaciones que suelen tener ahora lugar enfrente de este edificio y en todos los lugares en los que se celebra una conferencia de la OMC. A este respecto tambi閚, el ejemplo de Arthur Dunkel puede servirnos de inspiraci髇: Arthur Dunkel no cambi?de orientaci髇 para seguir la moda, sino que sigui?siendo profundamente fiel a su propia convicci髇 de que un sistema de comercio m醩 abierto y justo es un instrumento de paz y prosperidad.

La solidez de las ideas de Dunkel y la exactitud de su visi髇 son los cimientos de una Organizaci髇 que presenta muchas caracter韘ticas notables. Una de ellas es el mecanismo de soluci髇 de diferencias, que en el curso de los diez 鷏timos a駉s se ha convertido en la piedra angular de las relaciones comerciales internacionales. El impresionante n鷐ero de asuntos que se sustancian cada a駉 es la prueba de que los Miembros consideran el sistema fiable y digno de confianza. El mecanismo de soluci髇 de diferencias ha reforzado la capacidad de esta Organizaci髇 para asegurar la previsibilidad de las relaciones comerciales y ha dado mayor peso a las normas multilaterales.

Debemos tambi閚 en gran medida a Arthur Dunkel, que se consideraba, con la Secretar韆, el guardi醤 de los acuerdos comerciales, la fama de fiabilidad y de profesionalidad de que goza esta casa por lo que respecta a la gesti髇 de los acuerdos comerciales multilaterales. Esta parte de la actividad de la OMC, que no suele atraer la atenci髇 del p鷅lico, es esencial para el buen funcionamiento del sistema. Desde fuera resulta dif韈il entender exactamente qu?es lo que debaten los delegados en cientos, tal vez miles, de horas destinadas cada a駉 a las reuniones de un n鷐ero enorme de consejos, comit閟, grupos de trabajo, y reuniones en sesi髇 extraordinaria, adem醩 de consultas informales, etc.

Con un poco m醩 de perspectiva, podemos constatar que las reuniones de esos consejos, comit閟 y otros 髍ganos no son m醩 que los detalles de un cuadro m醩 amplio, un elemento del mecanismo que permite gestionar las actividades normales vinculadas a las normas comerciales multilaterales, el lugar en el que se forja la confianza entre los Miembros, confianza cuya importancia es tan decisiva en las relaciones comerciales, y en el que se resuelven los problemas y se aclaran los malentendidos. Arthur Dunkel, que no ten韆 miedo de las largas reuniones, incluso nocturnas, y que comprend韆 la necesidad de dialogar, de hablar y a鷑 m醩 de escuchar, estar韆 sin duda satisfecho de que sus m閠odos sigan aplic醤dose en esta casa.

En lo que respecta a la actual ronda de negociaciones comerciales, Arthur Dunkel encontrar韆 hoy similitudes sorprendentes con determinados momentos de la ronda anterior. Encontrar韆 tambi閚 algunas caracter韘ticas nuevas, aunque no demasiado sorprendentes, porque el origen de muchas de las nuevas caracter韘ticas de las negociaciones actuales se remonta a la 閜oca de Dunkel.

Para comenzar con las similitudes, perm韙anme citar una frase pronunciada por Arthur Dunkel en su intervenci髇 ante el Congreso Mundial de Agricultores en Qu閎ec en junio de 1992: 揂lgunos cr韙icos del proceso de negociaci髇 tienden a decir que la Ronda [...] est?forzando unos cambios injustificados en las pol韙icas agr韈olas [...]. La realidad es que el mundo est?cambiando y las pol韙icas agr韈olas [...] cambian y seguir醤 cambiando?

Entre las negociaciones dirigidas de forma firme y discreta por Arthur Dunkel y la ronda actual hay algunas similitudes notables: el temor al cambio, la acusada visibilidad pol韙ica, las t醕ticas dilatorias y el bloqueo de determinados temas para presionar a las dem醩 partes. Hay tambi閚 un l韒ite de tiempo, un horizonte cerrado para las negociaciones debido a la legislaci髇 estadounidense. Muchas de las cuestiones que son objeto de negociaci髇 son las mismas, aunque el grado de complejidad sea diferente. Y la esfera m醩 sensible de las negociaciones es, ahora como entonces, la agricultura. En cambio, la situaci髇 es diferente en otros aspectos.

縌u?ha cambiado desde la 閜oca de Dunkel? En primer lugar y ante todo, la coordinaci髇 y la claridad de los objetivos de los pa韘es en desarrollo. El G-20, constituido en v韘peras de la Conferencia Ministerial de Canc鷑 de 2003, ha modificado la escena de las negociaciones. Este grupo ha dado una nueva din醡ica a las negociaciones y ha incrementado cualitativamente el liderazgo de los pa韘es en desarrollo. Lo mismo puede decirse del grupo de pa韘es que integran el G-90, que comprenden los pa韘es menos adelantados, los pa韘es ACP y los grupos africanos que se esfuerzan activamente por reforzar la dimensi髇 de desarrollo de la Ronda.

Esos nuevos aspectos, por mucho que establezcan una diferencia con la 閜oca de Arthur Dunkel, pod韆n ya preverse en esa 閜oca. En palabras de David Woods, que public?el pasado mes de junio un retrato fiel y emotivo del Sr. Dunkel, 搖no de los grandes 閤itos de Dunkel consisti? en ayudar a los Miembros m醩 pobres del GATT a aceptar la ambici髇 de las naciones industriales y a sacar partido de ella ... Su paciencia y la habilidad de que dio pruebas para impedir que pa韘es como el Brasil, la India y Egipto perdieran el tren que se dispon韆 a abandonar la estaci髇, con ellos o sin ellos, fueron un modelo de diplomacia sutil, de b鷖queda laboriosa de un consenso y de inteligencia? Desde entonces, fue s髄o una cuesti髇 de tiempo que, los pa韘es en desarrollo pasaran al primer plano de las negociaciones y definieran el programa de la nueva Ronda lanzada en Doha.

De forma an醠oga, el nivel de ambici髇, especialmente el nivel de ambici髇 de los pa韘es en desarrollo, constituye tambi閚 una novedad. Esos pa韘es son ahora los que plantean m醩 exigencias, los que m醩 presionan para que se otorguen nuevas concesiones en las negociaciones: los pa韘es de 羏rica en relaci髇 con el algod髇, la India en relaci髇 con los servicios, y Chile en relaci髇 con las disciplinas relativas a las subvenciones a la pesca y para impulsar como objetivo general el aumento del acceso a los mercados para las mercanc韆s y los servicios.

Adem醩 de esas diferencias, hay que mencionar la atenci髇 creciente de los medios de comunicaci髇 a todos los aspectos de las negociaciones y de las actividades de la OMC, y la creciente participaci髇 de la sociedad civil en los debates relativos a las cuestiones comerciales. Recientemente he tenido la ocasi髇 ?no sin cierta emoci髇 ?de ver a militantes que representaban a la sociedad civil y escuchar sus opiniones sobre cuestiones relativas a la OMC.

Recordando a Arthur Dunkel, y su fidelidad al ideal de la igualdad de oportunidades y de un sistema multilateral de comercio justo, hemos de preguntarnos con absoluta sinceridad, en este momento decisivo de las negociaciones en curso, por qu?necesitamos esta Ronda o, para decirlo de forma a鷑 m醩 rotunda, qu?perder韆mos si esta Ronda no llegara a buen t閞mino.

La respuesta es sencilla: necesitamos esta Ronda para fomentar el desarrollo econ髆ico y contribuir a la reducci髇 de la pobreza. Podemos hablar durante horas de ello, pero la verdad es sencilla (y no debemos tener temor de decirlo): los resultados de la Ronda ser醤 m醩 crecimiento y m醩 desarrollo. No debemos olvidar que esta Ronda ha recibido el nombre de Programa de Doha para el Desarrollo; por lo que, nuestra atenci髇 debe centrarse en el desarrollo.

Y hoy, nuestra atenci髇 deber韆 centrarse en los costos que supondr韆 el hecho de que esta Ronda no llegara a buen t閞mino. 緾u醠 ser韆 el costo de ello? En agricultura, se habr韆 perdido la oportunidad de conseguir que las actividades agr韈olas en todo el mundo se adapten mejor al futuro. En primer lugar, habr韆mos perdido una oportunidad hist髍ica de eliminar las subvenciones a la exportaci髇 utilizadas para vender los productos agropecuarios en condiciones de dumping en los mercados de los pa韘es en desarrollo. Habr韆mos perdido tambi閚 la ocasi髇 de limitar el recurso a los cr閐itos a la exportaci髇, la ayuda alimentaria y las empresas comerciales del Estado como medio encubierto y causante de distorsiones para fomentar las exportaciones de productos agropecuarios. En segundo lugar, perderemos tambi閚 la ocasi髇 de conseguir y consolidar reducciones reales de las subvenciones a la agricultura de las econom韆s ricas que distorsionan el comercio. De hecho, sin la Ronda de Doha esos pa韘es podr韆n incluso aumentar las distorsiones que afectan actualmente al sistema de comercio de productos agropecuarios.

De no haber nuevos compromisos de reducci髇, los Estados Unidos, por ejemplo, podr韆n aumentar sus gastos en medidas de ayuda del compartimento 醡bar en 5.000 millones de d髄ares EE.UU., la Uni髇 Europea en 25.000 millones de d髄ares EE.UU. aproximadamente, el Jap髇 en 25.000 millones de d髄ares EE.UU. aproximadamente y el Canad?en poco m醩 de 2.000 millones de d髄ares EE.UU. sin violar los actuales compromisos en el marco de la OMC. En relaci髇 con la otra cara de la moneda ?los beneficios que dejar韆n de obtenerse ?un estudio reciente del Banco Mundial indica que el hecho de que la Ronda no llegara a buen t閞mino equivaldr韆 a renunciar a importantes beneficios, que, en funci髇 de la reforma del comercio, podr韆n ir de 10.000 y 200.000 millones de d髄ares EE.UU. de aqu?a 2015. Pr醕ticamente todos los pa韘es perder韆n, pero los pa韘es en desarrollo perder韆n m醩 que los dem醩, pues sin nuevas reformas en el sector agropecuario de los pa韘es desarrollados la situaci髇 no s髄o mejorar韆, sino que incluso podr韆 empeorar.

En la presente Ronda est醤 tambi閚 en juego la eliminaci髇 de las distorsiones y el desmantelamiento de los obst醕ulos al comercio de un producto concreto: el algod髇, que reviste una importancia vital para muchos de los pa韘es africanos m醩 pobres. Esta Ronda nos proporciona un marco 鷑ico para abordar los problemas de las subvenciones al algod髇 y los derechos de aduana sobre ese producto. Sin una ronda, ese marco no existir韆 y se perder韆 la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de millones de personas cuya subsistencia depende del algod髇 en los pa韘es en desarrollo.

La oportunidad de negociar nuevas normas para la agricultura, en general, se presenta muy pocas veces en las negociaciones multilaterales, especialmente si se tiene en cuenta que lo que est?ya sobre el tapete es m醩 del doble de lo que se consigui?en la Ronda Uruguay. Si no conseguimos hacer avanzar ahora las negociaciones y concluir la Ronda en 2006, perderemos esa oportunidad, as?como la ocasi髇 de poner fin a las excepciones a las normas del comercio multilateral y de promover el desarrollo.

Por 鷏timo, en lo que respecta al acceso a los mercados, si la Ronda no llegara a buen t閞mino se perder韆 la oportunidad de reducir los derechos de aduana sobre los productos agropecuarios hasta un nivel pr髕imo a un d韌ito. A este respecto tambi閚, las propuestas prudentes con las que contamos hoy nos ofrecen la posibilidad de reducir los derechos de aduana por encima de lo conseguido en la Ronda Uruguay, lo que proporcionar韆 un 揳cceso real a los mercados?

Tenemos tambi閚 necesidad de esta Ronda porque debemos conseguir, en lo que respecta a los derechos de aduana sobre los productos industriales, lo que no se consigui?plenamente en las negociaciones anteriores: la eliminaci髇 de los elevados derechos de aduana aplicados por los pa韘es desarrollados a determinados productos de inter閟 para los pa韘es en desarrollo y la reducci髇 de los derechos de aduana de los pa韘es en desarrollo. Ser韆 la primera vez que reduj閞amos los derechos de aduana sobre los productos industriales con arreglo a una f髍mula que aplicara reducciones mayores a los derechos de aduana m醩 elevados, y que, seg鷑 todos los especialistas, constituye una t閏nica mucho m醩 eficaz para reducir los derechos de aduana que los promedios o las peticiones y ofertas que se utilizaron en la 閜oca en que Arthur Dunkel era Director General del GATT. Echar por la borda esa oportunidad equivale a mantener intactas las crestas arancelarias que impiden a los pa韘es en desarrollo exportar productos textiles a las econom韆s ricas o que impiden a las naciones pobres producir productos de mayor valor a馻dido. En s韓tesis, desaprovechar韆mos nuevas oportunidades de acceso a los mercados tanto para los pa韘es en desarrollo como para los pa韘es desarrollados. Seg鷑 las estimaciones, si la Ronda no llegara a buen t閞mino en lo que respecta a los productos industriales las p閞didas se situar韆n entre 50 y 250.000 millones de d髄ares EE.UU.

Necesitamos esta Ronda porque tendr?como resultado mayores compromisos en el sector de los servicios, lo que permitir?a los exportadores de los pa韘es en desarrollo aprovecharse de su nueva potencia competitiva. Como todos sabemos, las actividades de servicios son importantes no s髄o por el valor de los servicios reales objeto de comercio, sino porque la existencia de un sector de servicios eficaz y competitivo (como los servicios bancarios y de telecomunicaciones) constituye la base indispensable de cualquier tipo de desarrollo. Si no llegara a buen t閞mino la Ronda se perder韆n las nuevas oportunidades en relaci髇 con el comercio de servicios, sin que haya una idea clara de las nuevas posibilidades de apertura de mercados en esa esfera.

Tambi閚 est?en juego en la presente Ronda el mejoramiento de las normas en la esfera de las medidas antidumping, las subvenciones y las medidas compensatorias, y por primera vez tambi閚 de las subvenciones a la pesca, que son contrarias a los intereses a largo plazo de gran n鷐ero de pa韘es en desarrollo. Tambi閚 est醤 en juego en ella las posibilidades comerciales concretas resultantes de las negociaciones en lo que respecta a la facilitaci髇 del comercio, que revisten enorme importancia para las empresas peque馻s y medianas que representan una elevada proporci髇 de las empresas de los pa韘es en desarrollo; los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio y la salud p鷅lica, el comercio y el medio ambiente y el reforzamiento y aclaraci髇 de las normas de soluci髇 de diferencias. Y las citadas son 鷑icamente algunas de las esferas establecidas por los Ministros en Doha. El nivel de ambici髇 de los Ministros era, sin duda, muy elevado en 2001. Y lo que hay ya sobre el tapete pone de manifiesto que es posible mantener ese nivel de ambici髇.

En conjunto, las consecuencias de que la Ronda no llegara a buen t閞mino ser韆n crueles para los pa韘es en desarrollo. Hemos de recordar el objetivo y los componentes de desarrollo de la presente Ronda. Ese ser? el criterio m醩 importante para valorar el 閤ito. En Doha prometimos a los pa韘es en desarrollo rectificar, en favor suyo, las distorsiones existentes en el sistema mundial de comercio. De aqu?a Hong Kong debemos tener a la vista resultados sustanciales en cada una de las esferas de negociaci髇, para llegar globalmente a cumplir la promesa del Programa de Doha para el Desarrollo. Hemos de recordar que el desarrollo estar?presente en todos y cada uno de los aspectos que he enumerado. Si la Ronda no llegara a buen t閞mino, habr韆mos privado a los pa韘es en desarrollo de la esperanza de nuevas posibilidades de mercados y de una mayor justicia y equidad de nuestro sistema multilateral de comercio.

Por todas estas razones, los Miembros que firmaron la Declaraci髇 de Doha y el Paquete de Julio de 2004 deber韆n poner ahora de manifiesto su determinaci髇. Debe haber un compromiso de terminar las dos terceras partes de la Ronda de aqu?a Hong Kong para que, a fines de 2006, cuando est閚 a punto de expirar las facultades de negociaci髇 de la Administraci髇 estadounidense, podamos finalizar la Ronda de Doha. Para alcanzar este objetivo, todos los Miembros ?y principalmente aquellos que tienen una responsabilidad mayor en el comercio mundial ?deben sumarse al esfuerzo com鷑 para hacer avanzar las negociaciones.

Las contribuciones a las negociaciones est醤, l骻icamente, en funci髇 de las posibilidades de cada Miembro, pero el esfuerzo para hacer avanzar todo el proyecto es un esfuerzo colectivo. Arthur Dunkel pensaba ?y todos nosotros debemos pensar tambi閚 ?que estas negociaciones no son un juego de suma cero. La Ronda dar?lugar a una situaci髇 beneficiosa para todos, en la que todos los Miembros ganar醤, si llega a buen t閞mino. Pero antes de poder recoger sus beneficios, hemos de conseguir que progrese.

Estas 鷏timas semanas se han presentado propuestas serias en el sector de la agricultura. Es necesario que en los pr髕imos d韆s las negociaciones avancen a鷑 m醩 en relaci髇 con todas las cuestiones en todas las esferas. Sobre la base de las numerosas propuestas presentadas hasta ahora, necesitamos hablar de cantidades, cifras y coeficientes. Ello es siempre una tarea dif韈il, pero esencial en toda negociaci髇. Como dice el principal personaje del libro 揝aint Germain ou la n間ociation? escrito por el diplom醫ico belga Francis Walder, 搉o hay nada m醩 dif韈il y que repugne m醩 al esp韗itu diplom醫ico que establecer una magnitud?

Es preciso superar las dificultades para fijar cifras ?y a tal fin, todas las partes deben demostrar que est醤 dispuestas a dialogar, a buscar de formar creativa la mejor forma de llegar a una posici髇 com鷑, a un terreno intermedio ? Debe haber un proceso de concesiones mutuas, de transacci髇, y s髄o lo habr?si todos los Miembros participan de forma sincera en el proceso y demuestran un esp韗itu flexible. No es el momento de adoptar actitudes de 搇o toma o lo deja?o propuestas de ese tipo, sino de conjugar la flexibilidad con la ambici髇 y con el valor y la determinaci髇 pol韙ica para progresar y alcanzar nuestros objetivos en la presente Ronda.

No hay tiempo que perder. Ha llegado el momento de demostrar que todos estamos comprometidos, como declararon en Doha en 2001 y reafirmaron en Ginebra en el pasado mes de julio los Ministros, con la conclusi髇 con 閤ito del Programa de Doha para el Desarrollo. Si no se demuestra, en este momento, que ese compromiso era serio, el futuro de todo el sistema multilateral de comercio y de la econom韆 mundial se ver?negativamente afectado.

Muchos se han beneficiado, sin ser conscientes de ello, de los mercados abiertos y del comercio libre. Ha llegado el momento de hacer examen de conciencia y reflexionar de manera seria y consciente sobre nuestra fe colectiva en los principios de esta Organizaci髇 y los objetivos establecidos en Doha. Los ideales y el ejemplo de Arthur Dunkel, deber韆n inspirar nuestros pensamientos, y lo que es a鷑 m醩 importante, nuestros actos.

Muchas gracias.