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CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC, GINEBRA, 1998: 50 A袿S DE REALIZACIONES
El sistema multilateral de comercio: 50 a駉s de realizaciones
> Diaporama: los 50 a駉s del GATT y la OMC (solamente en ingl閟)
Introducci髇
Hace 50 a駉s, el mundo surg韆 de los estragos de la Segunda Guerra Mundial. En aquella 閜oca, el desaf韔 梥in precedente hist髍ico por sus dimensiones y su complejidad?era reconstruir la estabilidad econ髆ica en un mundo de desorden generalizado y desorganizaci髇 masiva, restablecer el sentido de comunidad mundial y sentar las bases del crecimiento y la prosperidad futuros. Los arquitectos del nuevo sistema tuvieron que edificar desde los cimientos, en varios frentes a la vez, y mostraron clarividencia y previsi髇. Despu閟 de cinco decenios de progreso basado en los cimientos puestos en aquella 閜oca, resulta f醕il dar por sentado lo que entonces era nuevo e imaginativo. La segunda mitad del decenio de 1940 no trat?s髄o de poner fin a la guerra m醩 destructora nunca librada, sino tambi閚 de frenar el nacionalismo econ髆ico destructivo y buscar un nuevo orden mundial.
Hoy nos encontramos con un nuevo mundo y con una serie de retos. El fin de la guerra fr韆 y el colapso de las econom韆s dirigidas y controladas, el surgimiento espectacular de muchos pa韘es en desarrollo y el aumento masivo de las corrientes de comercio y de inversi髇 en todo el globo han ampliado grandemente las fronteras del sistema multilateral de comercio y puesto a prueba su capacidad para administrar una econom韆 de dimensiones mundiales. El comercio, las inversiones, la tecnolog韆 y las comunicaciones enlazan cada vez m醩 fuertemente en una 鷑ica econom韆 de mercado un mundo de sistemas muy diferentes y muy distintos niveles de desarrollo. La creaci髇 de la OMC en enero de 1995 fue el s韒bolo de la aparici髇 de un sistema econ髆ico m醩 mundial. Si el reto de los 鷏timos 50 a駉s era c髆o gestionar un mundo dividido, el de los pr髕imos 50 ser?c髆o gestionar un mundo de integraci髇 cada vez mayor.
El cincuentenario del sistema multilateral de comercio es una ocasi髇 para celebrarlo. Es tambi閚 una ocasi髇 para la reflexi髇 y la renovaci髇 del compromiso. Dos ideas b醩icas, tan vitales hoy como a finales de los a駉s cuarenta, han sido la base del 閤ito del sistema en la segunda mitad del presente siglo. Una es el convencimiento de que un sistema de comercio internacional abierto, con su funci髇 de fomento de la prosperidad econ髆ica, es un elemento esencial de paz y estabilidad internacionales 梣ue el orden econ髆ico debe ser la base de un nuevo marco pol韙ico y de seguridad. Los dirigentes de 1948 hab韆n sido testigos de la destrucci髇 econ髆ica de la Gran Depresi髇, cuando el aislacionismo cre?una espiral descendente de la producci髇 y el comercio. Los arquitectos del sistema posb閘ico estuvieron de acuerdo en que el 鷑ico camino para la reconstrucci髇 y la recuperaci髇 econ髆icas era avanzar hacia unos mercados abiertos y un comercio liberalizado; la experiencia de 50 a駉s ha demostrado que ten韆n raz髇.
La segunda idea es que la estabilidad y la previsibilidad de las relaciones comerciales internacionales s髄o pueden garantizarse mediante un sistema de normas mutuamente convenidas, vinculantes para todos los gobiernos miembros y exigible mediante el procedimiento de soluci髇 de diferencias. La defensa d韆 a d韆 de un sistema basado en normas ha resultado m醩 f醕il porque, al determinar los resultados econ髆icos, ese sistema daba primac韆 a los mercados sobre los gobiernos. Ello no supon韆 que los gobiernos declinaran su responsabilidad. Al contrario, se centraron en crear las condiciones subyacentes para la prosperidad econ髆ica y en promover la liberalizaci髇, considerando la posibilidad de intervenir directamente s髄o en casos concretos en que los mercados presentaban deficiencias. No se esperaba de las normas que determinasen los resultados sino que definieran las condiciones de una competencia sin distorsiones.
El elemento central e idea maestra del sistema basado en normas es la no discriminaci髇, que surgi?del convencimiento de que los pactos exclusivistas y los bloques preferenciales fomentaron, en el per韔do entre guerras, rivalidades, inseguridad y conflictos que empujaron a la comunidad internacional hacia otra guerra mundial. El principio de no discriminaci髇 fue esencial para la estabilidad del sistema en los a駉s que siguieron. El mosaico de acuerdos que tanto hab韆 socavado la consistencia y la continuidad de las relaciones econ髆icas en el per韔do entre guerras fue sustituido por un conjunto de normas unificado. Esas normas fueron las bases pol韙icas esenciales para el amplio consenso, manifestado a trav閟 de ocho Rondas de negociaciones, de llevar el sistema a sectores nuevos y esferas de responsabilidad m醩 amplias. Y, lo que es m醩 fundamental, el principio de no discriminaci髇 consagr?la universalidad, como objetivo central del sistema de comercio e hizo que el sistema del GATT surgiera, especialmente despu閟 de la guerra fr韆, como una gran fuerza integradora de la econom韆 mundial.
El principio de no discriminaci髇 desempe馻 tambi閚 un importante papel econ髆ico. La no discriminaci髇 es un principio de eficiencia en el sentido de que garantiza el acceso a suministros de bajo costo y permite a los productores vender en mercados extranjeros sin desventajas impuestas por las pol韙icas en relaci髇 con los otros proveedores. An醠ogamente, en un entorno de pol韙icas no discriminatorias, los consumidores pueden elegir libremente entre distintas fuentes de suministro extranjeras. En un mundo de reg韒enes comerciales diferenciados y discriminatorios, realizar operaciones comerciales a trav閟 de las fronteras resulta m醩 complejo y lento, lo que supone costos adicionales para las empresas y perjuicios para la competitividad. As?pues, tanto por razones pol韙icas como econ髆icas, en los 50 鷏timos a駉s el principio de no discriminaci髇 ha servido bien a los pa韘es, grandes o peque駉s, desarrollados o en desarrollo.
La soluci髇 de los problemas con que los gobiernos se enfrentan hoy y se enfrentar醤 en el futuro exigir? como siempre, una acci髇 concertada en varios frentes. Al considerar c髆o puede contribuir el sistema de comercio a resolver esos problemas, es conveniente que recordemos lo que ese sistema ha logrado hasta la fecha. Destacan cuatro realizaciones, que son el cimiento para edificar el futuro.
En primer lugar, el sistema de comercio GATT/OMC ha contribuido a un extraordinario per韔do de crecimiento econ髆ico y de prosperidad en aumento. En los 鷏timos 50 a駉s, el comercio ha crecido mucho m醩 r醦idamente que la producci髇. En promedio anual, las exportaciones de mercanc韆s han crecido un 6 por ciento en t閞minos reales entre 1948 y 1997 (cuadro 1). En comparaci髇, la producci髇 total creci? a una tasa media anual del 3,8 por ciento, o del 1,9 por ciento en t閞minos per capita. En las cifras sobre las inversiones extranjeras directas (IED) puede apreciarse un cuadro similar de compromiso econ髆ico internacional intensificado. Lamentablemente, no se dispone de datos para todo el per韔do transcurrido desde 1948, pero las corrientes anuales de IED se multiplicaron por 16 entre 1973 y 1996, pasando de 21,5 millardos a 350 millardos de d髄ares EE.UU., con una tasa de crecimiento anual medio del 12,7 por ciento. El valor acumulado de las IED pas?de 165 millardos de d髄ares EE.UU. en 1973 a 3,205 billones en 1996: casi se multiplicaron por 22.
Los importantes aumentos del crecimiento de los ingresos, creaci髇 de empleo y prosperidad que suponen las estad韘ticas mencionadas son atribuibles en parte a la reducci髇 de los obst醕ulos al comercio lograda por el sistema multilateral. Desde que empezaron las negociaciones en 1947, los aranceles medios de los pa韘es industrializados han descendido desde niveles altos de 2 d韌itos hasta menos del 4 por ciento. La mayor韆 de las restricciones no arancelarias en frontera han sido abandonadas tambi閚. Y el sistema protege esas mejoras del acceso a los mercados mediante reglas referidas a cuestiones como las normas y reglamentos t閏nicos, y las pr醕ticas de subvenci髇. Desde la creaci髇 de la OMC, los esfuerzos de liberalizaci髇 se han ampliado al comercio de servicios, para incluir las transacciones transfronterizas, los derechos de las empresas a establecer una presencia comercial mediante inversiones directas en mercados exteriores y el derecho de las personas f韘icas a suministrar servicios en el exterior.
En segundo lugar, el sistema ha ampliado el c韗culo de participaci髇 en el mercado mundial. Aunque en las primeras rondas de negociaciones comerciales multilaterales, hasta la Ronda Dillon en 1961, intervinieron normalmente de 20 a 30 pa韘es, en la Ronda Kennedy (1964-1967) participaron m醩 de 60, en la Ronda de Tokio (1973-1979) m醩 de 100, y en la Ronda Uruguay (1986-1994) 125 pa韘es. En la actualidad, el n鷐ero de Miembros de la OMC es de 132, y podr韆 crecer posiblemente hasta m醩 160 para principios de siglo. Una tercera parte de los principales pa韘es comerciantes son hoy pa韘es en desarrollo. El fin de la guerra fr韆 reflej?y reforz?esa ampliaci髇 geogr醘ica de los participantes. Los muros que separaban el Este y el Oeste se derrumbaron, en parte porque los sistemas de planificaci髇 centralizada no pudieron hacer frente a los desaf韔s planteados por los mercados libres y el cambio tecnol骻ico. Las divisiones entre el Norte y el Sur se difuminan a medida que los pa韘es en desarrollo van abandonando la orientaci髇 introvertida de sustituci髇 de las importaciones para pasar a un comercio m醩 abierto y de mercados m醩 libres. El hecho de que los dos mayores pa韘es que no pertenecen al sistema, China y Rusia, hayan hecho de su adhesi髇 a la OMC uno de sus objetivos esenciales de pol韙ica es un testimonio convincente de la nueva fuerza gravitatoria del sistema.
En tercer lugar, el sistema de soluci髇 de diferencias ha demostrado la disposici髇 de los gobiernos a respetar las normas. A este respecto, los resultados han sido impresionantes. En los 50 鷏timos a駉s, la inmensa mayor韆 de los asuntos planteados se han solucionado, ya sea bilateralmente antes de una determinaci髇 multilateral definitiva, o mediante la aceptaci髇 de la decisi髇 de un grupo especial. Las disposiciones para la soluci髇 de diferencias fueron muy reforzadas en la Ronda Uruguay, que introdujo en los procedimientos un mayor automatismo y plazos mejor definidos, elimin? la posibilidad de que las partes interesadas bloqueen la adopci髇 de las conclusiones de los grupos especiales y estableci?un 髍gano de apelaci髇. Estas nuevas disposiciones han reforzado la confianza de los Miembros en el sistema. Hasta mediados de marzo de 1998 se hab韆n presentado a la OMC 119 asuntos, en comparaci髇 con algo m醩 de 300 durante toda la vida del GATT, entre 1948 y 1994. Adem醩, un n鷐ero creciente de pa韘es en desarrollo est醤 haciendo uso de los procedimientos de soluci髇 de diferencias.
Por 鷏timo, el sistema multilateral de comercio ha ampliado y profundizado su programa para tener en cuenta las nuevas realidades de las relaciones econ髆icas internacionales. Las normas del sistema, que al principio iban dirigidas sobre todo a las reducciones arancelarias, la eliminaci髇 de restricciones cuantitativas a la importaci髇, y a regular cuestiones como la concesi髇 de licencias de importaci髇, la valoraci髇 en aduana y las normas y reglamentos t閏nicos, se han ido ampliando cada vez m醩 hasta abarcar el trato de las personas y compa耥as extranjeras adem醩 de los bienes y servicios del exterior. Como queda dicho, con la incorporaci髇 del comercio de servicios el sistema adquiri?la dimensi髇 de las inversiones y se han elaborado normas para proteger los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio. Se han lanzado nuevas iniciativas para examinar las relaciones entre el comercio y la inversi髇, el comercio y las pol韙icas de competencia y la contrataci髇 p鷅lica. Esa evoluci髇 se estudia m醩 adelante.
Esa voluntad de hacer que el sistema pueda adaptarse a las realidades cambiantes seguir?siendo puesta a prueba en los pr髕imos a駉s. La combinaci髇 de los procesos que producen el fen髆eno de la globalizaci髇 條a intensificaci髇 de las corrientes de comercio e inversiones, impulsada por la revoluci髇 de las comunicaciones, el crecimiento de la econom韆 de la informaci髇 y los avances tecnol骻icos en el transporte?est醤 cambiando el mundo de tal forma que la adaptaci髇 y la flexibilidad suponen ya una ventaja. Las limitaciones de tiempo y espacio est醤 disminuyendo y las nuevas tecnolog韆s est醤 derribando antiguos obst醕ulos. Se est醤 creando oportunidades sin precedentes, pero con ellas hay que lograr que los beneficios de esta nueva evoluci髇 se difundan ampliamente.