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9 de
noviembre de 2001
Conferencia ministerial Cuarto per韔do de sesiones
Discurso del Director General, Sr. Mike Moore, en la sesi髇 inaugural
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Mike Moore
Esta Conferencia constituye la culminaci髇 de m醩 de tres a駉s de debates y negociaciones acerca de la labor y la orientaci髇 futuras de esta Organizaci髇, y, lo que es a鷑 m醩 importante, el comienzo de una nueva marcha, que ser?tambi閚 larga y dif韈il, pero cuyos objetivos conocemos: la ampliaci髇 de la liberalizaci髇 del comercio, la creaci髇 de nuevos puestos de trabajo, el fortalecimiento del sistema multilateral y la extensi髇 de los beneficios de ese sistema en su integridad a los pa韘es actualmente marginados por la pobreza.
Las cuestiones con las que se enfrentan los Ministros esta semana son esencialmente las mismas con las que hace dos a駉s nos enfrentamos en nuestra Conferencia de Seattle y que no fuimos capaces de resolver; pero ahora estamos mucho mejor preparados para abordarlas, gracias en gran medida al proceso extraordinario de consultas y debates que ha dominado la labor de la OMC en los dos 鷏timos a駉s. Se han dedicado miles de horas a reuniones plenarias y a reuniones de los jefes de delegaci髇; se ha analizado exhaustivamente cada cuesti髇 y cada posici髇 nacional; y la transparencia y la no exclusi髇, es decir, la legitimidad, del proceso de Ginebra han sido universalmente reconocidas. Nuestro Presidente, Stuart Harbinson, nuestro equipo y los Embajadores y delegados en Ginebra son acreedores a nuestro reconocimiento por el dif韈il trabajo que han realizado, en un proceso abierto, presidido por el honor, la integridad y el buen humor. Algunos de nuestros cr韙icos ten韆n raz髇. Hemos aprendido en Seattle lecciones que hemos aplicado en el proceso de Ginebra y que no debemos olvidar en los pr髕imos d韆s.
Como resultado de ello, comprendemos ahora mucho mejor que hace dos a駉s las cuestiones que se debaten, y el n鷐ero de problemas pendientes cuya soluci髇 se ha dejado en manos de los Ministros se ha reducido a un m韓imo viable. Ello no quiere decir que, salvo algunas cuestiones dif韈iles, todo est?solucionado: todos sabemos que en esta etapa no hay nada acordado, y que los documentos enviados para su examen a los Ministros son simplemente proyectos. Sigue habiendo profundas diferencias. Pero se trata de proyectos claros y realistas, que proporcionan una base adecuada para la labor que habr醤 de realizar y las decisiones que habr醤 de adoptar al final de la Conferencia.
緾u醠 es la importancia de esas decisiones? 縌u?es lo que est?realmente en juego? Por tres razones al menos, esas decisiones tienen una enorme importancia. En primer lugar, es mucho lo que queda a鷑 por hacer por medio de la liberalizaci髇 del comercio. Cada Miembro de esta Organizaci髇 tiene necesidades que se abordan en el programa de trabajo y de negociaci髇 que se les somete ahora. Si no hay acuerdo sobre ese programa, la frustraci髇 persistir? las injusticias se mantendr醤 e importantes necesidades seguir醤 sin ser atendidas. En segundo lugar, para el sistema multilateral de comercio en su conjunto tiene una importancia decisiva demostrar que es absolutamente posible una cooperaci髇 eficaz y 鷗il de 142 Miembros y de muchos otros futuros miembros. Es preciso reexaminar peri骴icamente las normas del sistema, porque el cambio de las circunstancias genera nuevos retos y nuevas oportunidades. Cada una de las normas ha sido negociada y ha sido adoptada por consenso: esa es la fuente de su legitimidad. De forma an醠oga, las normas s髄o pueden ser modificadas mediante negociaci髇 y por consenso. Una Organizaci髇 madura y segura de s?misma debe acoger favorablemente el an醠isis cr韙ico: es algo saludable que permite mejorar los servicios que se prestan. Y por 鷏timo, tras algunos a駉s, los Parlamentos y Congresos han de ratificar el acuerdo final.
En tercer lugar, la econom韆 mundial necesita la se馻l de confianza en los mercados abiertos y de voluntad de cooperaci髇 internacional que supondr?el hecho de que lleguemos a un acuerdo aqu? El comercio mundial creci?en 2000 m醩 de un 12 por ciento pero, tras una de las desaceleraciones m醩 graves de los 鷏timos tiempos, las proyecciones indican que en 2001 la tasa de crecimiento ser? en el mejor de los casos, del 1 o el 2 por ciento. Los pa韘es en desarrollo se enfrentan a una reducci髇 del 10 por ciento de la demanda de sus exportaciones. Tanto en las naciones del Norte como en las del Sur los ingresos est醤 cayendo y se est醤 perdiendo empleos. Si nos deslizamos hacia una recesi髇 de gran alcance, todos sufriremos, pero no cabe duda de que el sufrimiento ser?mayor en el caso de los pa韘es en desarrollo, y especialmente de los m醩 pobres y d閎iles, porque est醤 marginados. El hecho de que esa situaci髇 se produzca o no depende en gran medida del elemento de confianza, entre otras cosas de la confianza en que los gobiernos no ceder醤 a la tentaci髇 del proteccionismo. La situaci髇 de la econom韆 mundial y la amenaza del proteccionismo exigen de los gobiernos un claro compromiso de apoyar y reforzar el sistema internacional de comercio y de resolver sus diferencias mediante la negociaci髇.
Sabemos que el comercio y la liberalizaci髇 del comercio no son fines en s?mismo, y que ni el comercio ni el propio crecimiento econ髆ico erradicar醤 la pobreza. Pero sabemos tambi閚 que el proteccionismo crear? como siempre, pobreza, e incrementar? como siempre ha hecho, las tensiones y conflictos internacionales.
Esta reuni髇 dar?curso a un importante acontecimiento hist髍ico, la adhesi髇 de China y del Taipei Chino a la OMC. El comercio es un factor unificador, y un factor que impulsa la paz, el desarrollo y la seguridad. Es bueno que reconozcamos que la prosperidad de todos y cada uno de nosotros depende del poder adquisitivo, y, por ende, de la prosperidad de los dem醩.
El sistema multilateral de comercio es seguramente el m醩 fruct韋ero esfuerzo de cooperaci髇 internacional sostenida del siglo pasado, y constituye un importante bien p鷅lico, fruto de 50 a駉s de esfuerzos intensos basados en las lecciones de la depresi髇 y la guerra. Ha tra韉o consigo la liberalizaci髇 del comercio y el mantenimiento de la paz mediante el derecho. Los beneficios del sistema se han distribuido desigualmente: dado que el principal beneficio no es el acceso a los mercados extranjeros, sino el fomento de la competencia y la mejor asignaci髇 de los recursos, el sistema ha beneficiado m醩 a aquellos cuyos mercados se han abierto m醩 al comercio. No es cierto que los pa韘es en desarrollo hayan obtenido escasos beneficios del sistema de comercio, y especialmente de la Ronda Uruguay. La participaci髇 de los pa韘es en desarrollo en el comercio y la producci髇 mundiales ha aumentado constantemente desde 1986, excepto en el a駉 de crisis de 1998, y ha ascendido al 30 por ciento el 鷏timo a駉. El valor en d髄ares de las exportaciones de mercanc韆s procedentes de pa韘es en desarrollo creci?el 鷏timo a駉 un 24 por ciento ?porcentaje que duplica la tasa de crecimiento mundial ?como resultado, en gran parte, de la enorme demanda de importaciones de los Estados Unidos. Pero es cierto que este crecimiento se ha concentrado principalmente en los pa韘es en desarrollo que se dedican en gran medida a la exportaci髇 de productos manufacturados. Sabemos que los beneficios de las reducciones de los aranceles aplicados a los productos industriales ir韆n en sus dos terceras partes a los pa韘es en desarrollo. Sabemos tambi閚 que los exportadores de productos agropecuarios y de productos primarios han obtenido resultados menos satisfactorios: esa es otra raz髇 fundamental por la que es preciso que esta Conferencia no fracase.
La presente Conferencia abrir?la pr髕ima etapa de la evoluci髇 del sistema de comercio, que debe centrarse en la integraci髇 plena de los pa韘es en desarrollo. Los principales obst醕ulos para el crecimiento de los pa韘es en desarrollo no son los obst醕ulos arancelarios, sino los problemas relacionados con la capacidad. La principal aportaci髇 que hacemos a la creaci髇 de capacidad para producir de forma competitiva bienes y servicios se hace a trav閟 del Centro de Comercio Internacional, cuya excelente labor es preciso potenciar. Pero tanto a los Miembros de la OMC como a la Secretar韆 nos incumbe la funci髇 de contribuir a la creaci髇 de capacidad en otro sentido, es decir de capacidad para participar plenamente en la labor de la OMC y obtener de ella el mayor beneficio posible. La inmensa mayor韆 de los 50 nuevos Miembros que se han unido a la Organizaci髇 desde el comienzo de la Ronda Uruguay y de aquellos que est醤 actualmente negociando su adhesi髇 son peque駉s pa韘es en desarrollo que se enfrentan a graves limitaciones institucionales y de recursos. Las normas comerciales se limitan a brindar una oportunidad, y han de estar respaldadas por una infraestructura eficaz de administraci髇 p鷅lica para negociar las normas, aplicarlas y obtener beneficios de ellas. Mantenemos una excelente cooperaci髇 con la UNCTAD en nuestro programa JITAP. El nuevo Marco Integrado ser?un modelo de cooperaci髇 y coherencia entre organismos, que nos permitir?triplicar nuestros modestos recursos mediante la colaboraci髇 con otros organismos para prestar asistencia sobre el terreno a los pa韘es en desarrollo.
La Secretar韆 ha incrementado enormemente el tiempo y los recursos dedicados a la asistencia t閏nica y a la formaci髇, fundamentalmente como consecuencia de las generosas donaciones voluntarias de algunos Miembros. Pero esta funci髇 es una funci髇 esencial de la Organizaci髇, que cobrar?cada vez mayor importancia con el paso del tiempo y que es preciso que no dependa en un grado tan considerable de la financiaci髇 mediante fondos fiduciarios; dejando de lado otras consideraciones, la planificaci髇 a largo plazo exige la previsibilidad de la financiaci髇. Espero que en esta Conferencia, los Ministros den en principio su apoyo a una ampliaci髇 del presupuesto ordinario de la OMC que nos permita realizar una planificaci髇 a largo plazo, en cooperaci髇 con otros organismos internacionales y con los pa韘es donantes, y lograr de esa forma mejores programas y una contrapartida adecuada por las cantidades invertidas. El pr髕imo mes se presentar?una petici髇 formal a tal efecto al Comit?de Asuntos Presupuestarios: a la aprobaci髇 en principio en esta Conferencia debe seguir un acuerdo firme en Ginebra. La profundidad de este compromiso debe ser acorde con la complejidad de los resultados de esta Conferencia.
En nombre de la Secretar韆 y de cada uno de los Miembros de la OMC deseo agradecer a su Alteza y al Gobierno de su pa韘 su generosidad al invitarnos a reunirnos en Doha, las excelentes disposiciones adoptadas y su firmeza frente a gran n鷐ero de dificultades. La OMC naci?en Marrakech, en otro pa韘 醨abe, pero durante demasiado tiempo la mayor韆 de los pa韘es 醨abes no han tenido una intervenci髇 activa en el sistema de la OMC, lo que ha redundado en perjuicio de ellos y de todos nosotros. Estamos haciendo ahora un considerable esfuerzo para ayudar a los pa韘es 醨abes a que participen de forma m醩 activa, conscientes de que la presente Conferencia conseguir?ganar el inter閟, la voluntad pol韙ica y el apoyo de todo el mundo 醨abe.
Quisiera por 鷏timo agradecer su hospitalidad al Ministro Kamal, a su entregado equipo y a todos los ciudadanos de Doha.