En
1999, en mi discurso de despedida ante el Parlamento de Nueva Zelandia,
dije que mi nuevo cargo en la OMC era la continuaci髇 de una vida
dedicada al servicio p鷅lico. Dije que viajar韆 a Ginebra y que me
consagrar韆 a estas funciones con todas mis fuerzas. As?lo he hecho.
Vine
aqu?con un programa. Un programa tendencioso. Quer韆 que se
iniciara una nueva ronda centrada en los problemas del desarrollo.
Quer韆 ampliar el n鷐ero de Miembros. Quer韆 reubicar a la OMC y
promover el multilateralismo.
Ahora
que mi mandato de Director General de la Organizaci髇 Mundial del
Comercio toca a su fin, al despejar mi escritorio y descolgar las
pinturas de bellos paisajes de Nueva Zelandia que adornan las paredes
de mi despacho, quiero decirles que cada d韆 que he podido servir a
esta instituci髇 ha sido para m?un gran honor personal y cada d韆
ha sido un privilegio.
No
tengo intenci髇 de pasar revista al tiempo que hemos pasado juntos.
Ese ser?el tema de mi pr髕imo libro que, una vez terminado, podr醤
adquirir en las buenas librer韆s. Salgo de 閘 bastante airoso, pero
he dado instrucciones a la editorial de que no ponga los nombres de
ustedes en el 韓dice, as?que no tendr醤 m醩 remedio que comprar
el libro.
Al
cabo de tres a駉s, creo que tenemos derecho a pasar revista a un
historial de logros sumamente s髄idos. Ello nos ayudar?tambi閚 a
recordar cu醤to queda todav韆 por hacer y por qu?esta labor es tan
importante y tan urgente.
Cuando
llegu?a Ginebra, en septiembre de 1999, la OMC se encontraba en
una encrucijada. Nunca antes hab韆 disfrutado el sistema multilateral
de comercio de tal eminencia en la vida internacional; a la vez, nunca
antes hab韆 sido objeto de un ataque tan intenso. Nunca antes hab韆n
sido tan justificados y necesarios los principios fundamentales del
sistema, esto es, el consenso, la no discriminaci髇 y el imperio del
derecho; sin embargo, tampoco antes hab韆 sido tan arduo lograr que
se aplicasen en la pr醕tica. Nunca antes hab韆 podido el libre
comercio dentro de un sistema basado en normas hacer tanto por elevar
el nivel de vida y mejorar las oportunidades; sin embargo, nunca antes
hab韆 sido tan flagrante la persistencia de la pobreza y la
exclusi髇.
En
Seattle la intersecci髇 de estos intereses convirti?a la ciudad en
escena de un gran choque en cadena, una colisi髇, una pugna de
prioridades e imperativos. Mucho se ha escrito sobre Seattle. Algunas
de la cosas que se han dicho son incluso ciertas. Hab韆 habido
fracasos de Conferencias Ministeriales, pero ninguno tan espectacular.
En verdad, no fracasamos a causa de los manifestantes que protestaban
o de deficiencias en nuestros procesos, aunque ni aqu閘los ni 閟tas
nos ayudaron. Fracasamos en lo sustantivo, y porque los Miembros
estaban demasiado distanciados respecto de las cuestiones clave.
Seattle
nos cost?dos a駉s y, al menos para algunos, puso en tela de juicio
la legitimidad y la supervivencia mismas del sistema multilateral de
comercio. Con todo, merced a la fe que hemos conservado en los
principios y objetivos b醩icos de esta instituci髇, as?como a la
ardua labor de los Embajadores, los Ministros, los funcionarios y la
Secretar韆, hemos reanudado, y mucho, la marcha.
Me
enorgullezco de lo que juntos hemos logrado en estos tres 鷏timos
a駉s. Se ha restablecido la confianza en el sistema despu閟 del
rev閟 sufrido en Seattle. Aunque hemos seguido teniendo la mira
b醩icamente puesta en la liberalizaci髇 del comercio, tambi閚 hemos
situado leg韙imamente las cuestiones del desarrollo y los intereses
de nuestros Miembros m醩 pobres en el centro de nuestros trabajos.
Estamos haciendo m醩 que nunca por brindar asistencia a los Miembros
m醩 pobres y peque駉s para que puedan integrarse en el sistema de
comercio y participar fruct韋eramente en los procesos de la OMC.
Considero asimismo que el 閤ito notable del lanzamiento de una nueva
ronda de negociaciones comerciales en Doha el a駉 pasado ha creado
enormes posibilidades de promover las condiciones de los pueblos de
todo el mundo.
Tambi閚
podemos enorgullecernos del dinamismo que hemos mantenido desde Doha.
Nuestras estructuras de negociaci髇 est醤 establecidas y los
trabajos sustantivos est醤 bien encaminados. Los Miembros, adem醩,
han actuado decisivamente al aprobar un mayor presupuesto para 2002 y
prometer 30 millones de francos suizos con destino a un nuevo
Fondo Fiduciario Global para la asistencia t閏nica. Corresponde ahora
a los negociadores trabajar con dedicaci髇 y flexibilidad para hacer
realidad los beneficios que ofrece el sistema multilateral de comercio.
Esta
tarea es urgente. Es urgente porque s髄o quedan 13 meses hasta la
Quinta Conferencia Ministerial, que se reunir?en Canc鷑. Es urgente
porque los Ministros se han dado plazo hasta enero de 2005 para
completar la ronda (no se trata de una ronda de tres a駉s, porque ya
hemos pasado cuatro a駉s en ella). El Programa de Doha para el
Desarrollo tambi閚 es urgente porque m醩 de la mitad de la
poblaci髇 del mundo sigue viviendo con menos de 2 d髄ares por
d韆, y la feliz conclusi髇 de la ronda puede ayudar a sacar a miles
de millones de personas de la pobreza. Esta Programa est?destinado a
ellas. Nuestra mayor motivaci髇 son los pueblos a cuyo servicio
estamos.
Es
para m?motivo de gran satisfacci髇 personal que en los 鷏timos
tres a駉s hayamos podido acoger en la Organizaci髇 Mundial del
Comercio a m醩 de la cuarta parte de la poblaci髇 mundial: hablo de
la adhesi髇 de Estonia, Jordania, Georgia, Albania, Om醤, Croacia,
Lituania, Moldova, China y Taipei Chino. Rindo tributo a los
laboriosos negociadores y funcionarios de la Secretar韆 que lograron
llevar a buen t閞mino esos procesos de adhesi髇. Viendo la larga
lista de pa韘es que a鷑 esperan la adhesi髇 a la OMC, conf韔
firmemente en las perspectivas a largo plazo de esta instituci髇. En
lo inmediato, Armenia, la ex Rep鷅lica Yugoslava de Macedonia y
Vanuatu se sumar醤 este a駉 a los Miembros de nuestra Organizaci髇.
Si incorporamos a Rusia para la fecha de la Quinta Conferencia
Ministerial el a駉 pr髕imo, habremos obtenido una gran victoria. Si
Rusia no se ha adherido para la fecha de la Sexta Conferencia
Ministerial, en 2005, habremos sufrido un gran rev閟.
Podemos
enorgullecernos de los cambios introducidos en la forma en que
funciona la OMC. Veamos brevemente algunos de estos cambios.
Primero,
nuestros procesos son ahora mucho m醩 inclusivos. Sol韆 ser dif韈il
que los Miembros m醩 peque駉s y m醩 pobres asistieran a las
reuniones en Ginebra y siguieran nuestros procesos. Ahora nos estamos
encargando de traer a estos representantes y estamos programando
actividades de formaci髇 para que puedan estar tambi閚 presentes en
las reuniones clave del Consejo General y del Comit?de Negociaciones
Comerciales. Tambi閚 hemos ampliado grandemente nuestras actividades
de asistencia t閏nica y de capacitaci髇, tanto en Ginebra como en
las capitales, y estamos empleando tecnolog韆s nuevas como Internet y
los servicios de aprendizaje a distancia.
Segundo,
somos m醩 transparentes y nos responsabilizamos m醩 en nuestra forma
de actuar y de adoptar decisiones. Ello se pone de manifiesto en todas
las esferas de nuestra labor: en la asistencia t閏nica, donde tenemos
nuevos sistemas de auditor韆 y evaluaci髇; en los Consejos y
Comit閟, donde ahora suprimimos el car醕ter reservado de los
documentos en mucho menor plazo; y en nuestro sitio Web, donde la
informaci髇 sobre las actividades de la OMC se comunica libremente a
las delegaciones y al p鷅lico.
Tercero,
mantenemos una cooperaci髇 m醩 estrecha que nunca con organismos
internacionales y regionales. Asimismo, el reconocimiento de la
funci髇 cada vez m醩 importante de nuestra instituci髇 en la
gesti髇 de la econom韆 mundial se sigue manifestando en las
invitaciones que recibimos para participar en diversas conferencias de
las Naciones Unidas, en las cumbres del Grupo de los Ocho y en muchas
otras reuniones a nivel ministerial. Ha sido un honor colaborar de
cerca con grandes funcionarios p鷅licos internacionales como Kofi
Annan, Jim Wolfensohn y Horst Kohler. Creo que hemos hecho aut閚ticos
progresos en nuestro empe駉 por velar por la coherencia de la labor
de nuestras respectivas instituciones. Me complacen tambi閚 los
progresos realizados en la tarea de revitalizar el Marco Integrado y
el Programa Integrado Conjunto de Asistencia T閏nica (JITAP) y
ampliar nuestro di醠ogo con las instituciones regionales y de
desarrollo.
Cuarto,
considero que hemos hecho verdaderos progresos en nuestros esfuerzos
por mejorar la imagen de la OMC y dar participaci髇 a la sociedad
civil. Nos ponemos en contacto con las organizaciones no
gubernamentales mediante seminarios y simposios peri骴icos. Hemos
establecido nuevos e importantes v韓culos con legisladores y
encargados de la formulaci髇 de pol韙icas. Tambi閚 estamos tratando
de alentar una mayor intervenci髇 de los dirigentes econ髆icos, los
sindicatos y otros sectores de la sociedad civil.
Por
鷏timo, la Secretar韆 se ha reubicado para prestar una mejor
asistencia a los Miembros en el programa de trabajo. Hemos consolidado
nuestras estructuras internas y reorientado nuestras prioridades para
responder claramente al Programa de Doha para el Desarrollo.
Debo
decir tambi閚, en cuanto a la Secretar韆, que hemos continuado los
esfuerzos por lograr en ella la mayor diversificaci髇 posible, en
consonancia con los m醩 altos niveles de competencia, integridad y
eficiencia. En s髄o 10 a駉s, se ha duplicado con creces el
n鷐ero de mujeres que ocupan cargos profesionales, y el n鷐ero de
pa韘es en desarrollo representados en la Secretar韆 se ha
acrecentado en m醩 de 40 por ciento. Asimismo, s髄o en los tres
鷏timos a駉s, hemos observado un movimiento sumamente alentador en
el n鷐ero total de nacionalidades representadas en la Secretar韆, y
nuestro programa revitalizado de pasant韆s recibe ahora casi el doble
de j髒enes de pa韘es en desarrollo que hace tres a駉s.
El
Dr. Supachai Panitchpakdi tomar?posesi髇 de su cargo en la OMC el
1?nbsp;de septiembre. Las disposiciones de transici髇 est醤 bien
avanzadas y desde hace varios meses el Dr. Supachai viene
recibiendo toda la documentaci髇. Estoy en constante contacto con 閘
y har?cuanto est?en mis manos para prestarle apoyo, a 閘 y a la
OMC.
Aprovecho
esta oportunidad para agradecer a todos ustedes el apoyo, la
cooperaci髇 y la amistad que me han brindado en el curso de mi
mandato. Les agradezco asimismo la sabidur韆, la iniciativa, la
comprensi髇 y el empe駉 de que han hecho gala. Son ustedes
representantes sobresalientes de sus pueblos. Quiero rendir homenaje a
ustedes, a sus Ministros y a sus Gobiernos.
Quisiera
tambi閚 rendir homenaje al Presidente del Consejo General, a los
Presidentes anteriores y a otros diplom醫(yī)icos distinguidos que han
presidido nuestros comit閟 y grupos de trabajo.
Este
es tambi閚 el momento, de rendir homenaje a los Directores Generales
que me han precedido, en particular a Arthur Dunkel, Peter Sutherland
y Renato Ruggiero. Nunca olvidar?los consejos y el apoyo que recib?
de estos tres grandes funcionarios p鷅licos. En los momentos m醩
dif韈iles de mi mandato, sus llamadas telef髇icas y sus palabras de
aliento contribuyeron siempre a levantarme el 醤imo.
Tanto
ustedes como yo hemos recibido excelentes servicios de la Secretar韆
de la OMC. Los funcionarios de la Secretar韆 han trabajado con
denuedo, determinaci髇 y consagraci髇 en los 鷏timos tres a駉s.
Son profesionales. Son objetivos. Tengo una gran deuda para con los
Directores Generales Adjuntos. Quisiera tambi閚 hacer llegar mi
reconocimiento y mi agradecimiento a los dem醩 funcionarios: los de
mi gabinete, los Directores, los funcionarios de las divisiones, los
oficiales de conferencias, los traductores, los guardias, el personal
de limpieza, los choferes, en una palabra: todos. Todos ustedes forman
parte del equipo. Todos han hecho una excelente labor.
Quiero
manifestar mi especial agradecimiento a los int閞pretes. Una
Embajadora recientemente manifest?su pesar de que me alejara del
cargo, diciendo que s髄o comenzaba a entender mi ingl閟. "Esa
es precisamente la raz髇 por la que debo irme", le dije. Y
a馻d? "No se preocupe: tampoco me entend韆 nadie en Nueva
Zelandia." Agradezco a los int閞pretes que han tenido que
contender con un cuarto idioma oficial: el neozeland閟.
S?
que a veces he causado ofensa y presento mis excusas. He cometido
algunos errores, pero nunca con mala intenci髇. En su mayor parte,
mis errores han nacido del entusiasmo por llevar adelante los trabajos,
completar nuestros programas y prestar servicio al p鷅lico. George
Bernard Shaw dijo que las personas razonables no hacen cambios y que
todo el progreso humano depende de las personas irrazonables. A veces,
pues, he sido irrazonable.
Quiero
concluir con la cita de un gran hombre de Estado brit醤ico. Cuando le
preguntaron qu?atributos deb韆 tener un pol韙ico ?y a馻do yo
un Director General, Churchill respondi?con estas palabras: 揕a
capacidad para predecir lo que va a ocurrir ma馻na, la semana
pr髕ima, el mes pr髕imo y el a駉 pr髕imo, y la capacidad para
explicar luego por qu?no ocurri?as頂. Mi libro, que se
publicar?en su momento, mostrar?c髆o ocurrieron las cosas en esta
instituci髇. Y mostrar?de qu?manera ustedes y yo, juntos, hicimos
que estas cosas ocurrieran.
Continuar?
prestando servicio al p鷅lico. No creo que exista una vocaci髇
superior. Cabe incluso que me sume a alguna organizaci髇 no
gubernamental, o que marche junto a los manifestantes hasta las
puertas de esta misma instituci髇. Me reconocer醤 inmediatamente. Mi
pancarta dir? 揓usticia ahora: a concluir la Ronda?